Los hornos microondas han sido durante mucho tiempo un elemento esencial en la cocina. Revolucionaron la forma de cocinar y consumir alimentos, facilitando el trabajo y acortando el tiempo que las personas pasan cocinando. Sin embargo, un reciente estudio dio a conocer un peligro oculto que trae este electrodoméstico para la salud.
Una investigación realizada en China sugiere que colocar la comida en recipientes de plástico, y utilizar el horno de microondas podría resultar perjudicial. "Calentar recipientes de plástico en este electrodoméstico durante 3 minutos puede liberar hasta 4,22 millones de microplásticos por centímetro cuadrado", afirman los científicos orientales.
Las revelaciones del estudio
El equipo de investigadores realizó experimentos con ratas, exponiendolas en agua hervida y colocando tapas plásticas para llevar durante diferentes duraciones (1, 5 y 15 minutos) durante un período de tres meses. Los resultados sorprendieron, ya que independientemente de cuánto tiempo el plástico estuvo en contacto con el líquido caliente, las ratas experimentaron alteraciones significativas en el bioma intestinal, incluyendo inflamación, que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Además, los científicos hallaron daños significativos en el miocardio, el músculo cardíaco. Esto los llevó a concluir que “la exposición de alta frecuencia a los plásticos está significativamente asociada con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca congestiva ”.
Cabe destacar que la exposición al plástico se produjo únicamente porque colocaron líquido caliente en los recipientes, sin calentarlos en el microondas. Por lo tanto, el estudio sugiere que simplemente comer comida caliente de recipientes plásticos para llevar podría ser suficiente para aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas.
Para sumar a la investigación, le pidieron a 3200 personas completar una encuesta sobre exposición al plástico y su salud cardiovascular. Aquellos que comían frecuentemente en recipientes de plástico parecían tener más problemas cardíacos, sobretodo insuficiencia cardíaca congestiva.
Sin embargo, el estudio presentó varias deficiencias, ya que los investigadores no pudieron evaluar con precisión qué plásticos tenían las ratas en sus cuerpos y ningún roedor desarrolló una enfermedad cardiaca grave.