Ciencia

A 1.000 metros bajo el océano: un depredador emerge desde las profundidades

En las profundidades del océano, un extraño animal de apariencia ancestral ha sido captada en su hábitat natural, brindando valiosas pistas sobre la vida en las zonas más inexploradas del mar.

En las vastas y oscuras profundidades del océano, donde la luz nunca llega, existen animales que parecen sacadas de otro tiempo. A más de 1.200 metros bajo la superficie, los ecosistemas marinos son un mundo completamente diferente, lleno de seres tan extraños como fascinantes.

Con una apariencia que recuerda a tiempos prehistóricos, este extraño animal ha despertado gran interés entre los expertos por su rareza y el misterio que lo rodea. Su observación en estado salvaje ofrece nuevas pistas sobre la vida en las zonas más profundas y menos exploradas del océano.

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A 1.000 metros bajo el océano: un animal emerge desde las profundidades

Según national Geographic un equipo de científicos ha logrado capturar imágenes inéditas de una criatura enigmática: el Hydrolagus erithacus, también llamado tiburón fantasma. Este hallazgo representa un importante avance en el estudio de especies del océano poco conocidas.

Aunque es comúnmente llamado tiburón, en realidad pertenece a un grupo de peces cartilaginosos llamados quimeras, parientes lejanos de los tiburones y rayas. Estos animales han permanecido ocultos durante siglos en las profundidades del océano, lo que hace que cada avistamiento sea un evento excepcional.

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¿Qué hace tan especial a este animal?

Este tipo de animal se caracteriza por:

  • Su coloración fantasmal que le da su apodo popular.
  • Grandes ojos adaptados a la baja luminosidad.
  • Un cuerpo gelatinoso y aletas que se mueven como alas.
  • Una especie de “pico” que recuerda al de algunos peces abisales.

Estas adaptaciones son clave para sobrevivir en un entorno donde la presión es extrema, la temperatura es cercana a los 0 °C y la luz solar no llega bajo el océano.

El avistamiento del tiburón fantasma no solo representa un hito visual, sino también una valiosa oportunidad para estudiar la vida en las zonas más profundas del océano, donde aún habitan especies que la ciencia apenas comienza a conocer. Su descubrimiento fortalece el interés por preservar estos hábitats remotos y, al mismo tiempo, alimenta el misterio de lo que aún queda por explorar bajo el mar.

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