Quien presentó a López Rosetti fue el ministro de Defensa de la Nación, Luis Petri, ya que el médico llegó a la provincia invitado por la fundación Mendocinos por el Futuro, en donde se afincan los radicales petristas.
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El ministro de Defensa de la Nación, Luis Petri, creador de la fundación Mendocinos por el Futuro -responsable de la organización- junto al médico Daniel López Rosetti
Foto: Diario UNO / Cristián Lozano
Un héroe que no pudo ganar la batalla contra sus enfermedades
El San Martín paciente casi se engañó a si mismo: era asmático quizás desde niño, pero ingresó a los 11 años como cadete al Ejército de Murcia. El médico señaló que si bien los registros históricos dan cuenta de la primera crisis asmática del general a los 30 años, seguramente estas habían comenzado a temprana edad, como suele suceder con el asma. Pero lo más probable es que el niño José de San Martín mintiera para sumarse como soldado murciano.
Luego comenzaron a aparecer sus heridas de guerra, producto de las innumerables batallas en las que combatió y los dolores reumáticos producto de la gota.
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El médico López Rosetti cautivó al público mendocino reunido en la sede del Colegio Farmacéutico de Mendoza
Foto: Diario UNO / Cristián Lozano
Además, padeció insomnio, una patología que pudo ser producto de lo que hoy se diagnostica como "estrés" y "ansiedad", y que López Rosetti explicó que se resume en una frase del General: "Lo que me quita el sueño no es el enemigo, es cómo cruzar las altas cumbres".
Sin embargo, lo que más lo afectó fue su aparato digestivo malogrado, seguramente por las úlceras, porque la historia da cuenta de que en muchas oportunidades vomitaba sangre.
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Tuvo, además, chavalongo -que era similar al tifus- padeció cólera durante su exilio en Francia -una enfermedad que también afectó a su hija Merceditas- y en algunas cartas que se escribía con su amigo Tomás Guido, refería sufrir de almorranas, que es una forma de llamar a las hemorroides.
En 1848, cuando ya había cumplido 70 años, se operó de la vista con un conocido médico francés, ya que sufría de cataratas. Sin embargo, luego de esa intervención quedó casi ciego.
Un hombre que utilizó el opio con frecuencia y la medicina homeopática
Si bien no llegó a ser un adicto al opio, los testimonios de quienes lo conocieron y con quien él intercambiaba correspondencia frecuentemente, aseguran que San Martín abusaba del láudano de Sydenham, más conocido como opio. Quien lo sobremedicó con este calmante fue su doctor personal, Juan Isidro Zapata.
Por otra parte hay registros históricos que lo muestran a San Martín preparando su propia medicina homeopática, de hecho su botiquín se encuentra en el museo sanmartiniano de La Alameda.
En ese botiquín, según la explicación de López Rosetti, se podía encontrar belladona, árnica, nux vómica y pulsatilla, entre otros medicamentos homeopáticos. San Martín se preparaba él mismo sus medicación.
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Un tratado de padecimientos. Así describió López Rosetti a la historia clínica del General San Martín.
Foto: Diario UNO / Cristián Lozano
El certificado de defunción del General San Martín
El 17 de agosto de 1850, a las 14 horas, estando en su casa de Boulogne Sur Mer, junto a su hija Mercedes y su yerno Mariano Balcarce, San Martín comenzó a sentirse mal: fatiga, decaimiento y frío fue la sintomatología que anunciaba su muerte.
El general le indicó a su yerno, -que era médico- que lo acompañara a su habitación. sabiendo ya que iba a morir, lo que ocurrió cerca de las 15.
Así, un shock hemorrágico proveniente del sangrado de una úlcera gastroduodenal provocó lo que ni las batallas contra el Ejército Realista, ni el cruce de los Andes, ni el disgusto de que la patria le diera la espalda, consiguieron: terminar con la vida del Libertador de América.
