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APELEG
En rojo, las 19 propiedades que ya obtuvieron la DIA para la exploración de las 20 que adquirió Apeleg en el primer llamado por el Malargüe Distrito Minero Occidental (MDMO).
De hecho, ya entraron en las últimas horas a la Dirección de Minería otros 29 proyectos nuevos para comenzar su camino hacia la Declaración de Impacto Ambiental.
Los demás propietarios de derechos mineros que ya recibieron aval legislativo junto a Apeleg SA son Hanaq, Agaucu SA, Ontario Inc., Nueva Gran Victoria, Impulsa Mendoza, Raúl Concina, Caccavari y Cóndor Prospecting.
La fiebre del cobre
Si quedaba alguna duda de la fiebre que generó esta semana la aprobación de las 34 declaraciones de impacto ambiental, el sólo estar 40 minutos en el estudio Torre-Pulisich del centro de la Ciudad de Mendoza fue suficiente para despejarla.
Mientras esperaba para charlar con los socios de Apeleg, en la oficina principal se empezaba a cranear el trabajo de campo en Malargüe de la mano de un posible inversor. El segundo de ellos, porque el primer acuerdo ya se concretó y abarca tres de los polígonos que tienen a su nombre.
“No vamos a sacar la pata de los proyectos”, confiaron enfáticamente. Apeleg se quedará con parte de los derechos de cada uno de esos 19 que ya tienen aval legislativo para avanzar con la exploración, y buscará asociarse con capitalistas que traigan la inversión necesaria para ese trabajo.
La relación con mineras en Argentina, Chile, Bolivia, México, Estados Unidos, Canadá, Australia y Reino Unido será la clave para dar con inversores que los financien.
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Julio Pulisich, uno de los socios de Apeleg, la firma minera propietaria de 19 de los proyectos con aval para la exploración de cobre en Malargüe.
En ese camino, la primera firma que se unió a la aventura es Vipsa Energía SA, una empresa con socios argentinos que se inscribió en Mendoza en septiembre del año pasado. Cuáles son los tres proyectos de la que es parte, aún es cuestión de confidencialidad. Y si una segunda empresa se sumará a Apeleg para fondear otros, se sabrá en cuestión de días.
En el equipo de trabajo de TP Torre-Pulisich accounting & busniss management, los geólogos cumplen un rol fundamental. Son los que saben dónde poner el ojo. Pero también hay detrás una extensa lista de administrativos. Esos que tienen la tarea de apurar los pasos cuando aparece un derecho minero vacante interesante, sea donde sea.
Y ellos, Pulisich y Torre, tienen claro el cuándo, el cómo y el a cuánto. Llevan 15 años consecutivos asistiendo a la PDAC de Canadá, la feria minera más grande del mundo; esa a la que Cornejo viajó a poco de haber asumido como gobernador. Allí estuvieron con él. Y también con decenas de empresarios del mundo minero.
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Julio Pulisich, Alfredo Cornejo y Antonio Torre.
Pulisich y Torre están entusiasmados y muy activos. Esta semana, como el resto de los propietarios de los 34 proyectos con Declaración de Impacto Ambiental aprobada, se juntaron con el gobernador Alfredo Cornejo y la ministra de Energía y Ambiente, Jimena Latorre. Este sábado, fueron para Malargüe, para seguir charlas con empresarios y el intendente Celso Jaque.
Sus teléfonos no paran de sonar. Por sus contactos con el rubro minero y desde que se conoció que estarán a la cabeza de varios de los proyectos en el Sur, distintos proveedores les ofrecen sus servicios e ideas para la generación de nuevos empleos en la zona.
Y entonces qué. Qué hacemos con esa ansiedad. Cuándo veremos movimiento en serio.
“Tenemos todo para empezar a trabajar en 7 días pero aún hay nieve en lo alto de la montaña así que hay que esperar”, explicaron. De todas maneras, actividad este verano habrá y para eso necesitarán personal. Al principio poco, no más de 8 personas por proyecto pero entre una tarea y otra al final serán unas 30.
“La primera etapa se llama prospección”, explica Torre. En ella, se mapea la superficie y se sacan muestras de suelo, sedimentos y rocas para mandarlas a analizar a los laboratorios. No veremos campamentos ni grandes movimientos. Pero sí es el primer contacto real, en suelo, con la zona a explorar. Trabajarán geólogos, ayudantes y choferes de 4x4, porque para llegar a la mayoría de las áreas con DIA aprobada no hay caminos bien marcados, sino pequeñas huellas o incluso nada.
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Antonio Torre, uno de los socios de Apeleg, la firma minera propietaria de 19 de los proyectos con aval para la exploración de cobre en Malargüe.
Esa será una tarea más de los mineros que en estos meses irán abriendo paso para que, ya más adelante, en la etapa de exploración directa, puedan ingresar máquinas y camiones.
Hechicera es uno de los proyectos de Apeleg. Para dar un ejemplo, es uno de los que más superficie abarca y se ubica a unos 30 kilómetros al noroeste de la ciudad de Malargüe. Esa cercanía hace que se pueda llegar por ruta 40 hasta el Chacay, pero desde allí hay que hacer unos 25 kilómetros a campo traviesa.
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Hechicera es uno de los proyectos de Apeleg. Está a 30 kilómetros de la ciudad de Malargüe.
Pehuenche oriental es otro. Ese está más al Sur, pegadito a Chile y para llegar hay que transitar por la RN 145 desde Las Loicas.
Pero también está Vecindario, que se encuentra al Sur de El Azufre, a 36 kilómetros al noroeste de Las Loicas y tiene un acceso mucho más complejo. Hay que andar por la Ruta Provincial 226 hasta Puente Amarillo y desde ahí transitar unos 8 kilómetros al Norte. Entonces, dejar las camionetas y caminar o subirse a una mula para andar otros 9 kilómetros al oeste.
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Vecindario es otro de los 19 proyectos mineros de Apeleg. Su acceso es complejo. Está pegado a Chile y sólo se puede llegar a pie o en mula.
Las otras propiedades mineras que entraron en este primer llamado y tienen DIA aprobada son Campeones, Mate amargo, La Herradura, Canillitas, Conejera, La Pechera, Los Azulejos, Mochileros, Fideo, Dibu, Papu, Las Arañas, El Toro, Los Galgos, Pórticos y Las Estrellas.
Zascar es el proyecto número 20 que pertenece a la misma firma y espera por su Declaración de Impacto Ambiental.
¿Y hay cobre en esas y en las otras tantas propiedades del MDMO? “No lo sabemos y de ahí que tampoco podemos dar un número certero de la inversión necesaria ni para la exploración ni para lo que podría venir después”, dice Pulisich tratando de que la periodista –y los que la leen- ponga los pies sobre la tierra.
“Capaz encontramos, capaz no. Capaz en dos años, capaz en 10. Quizás el inversor se canse y se vaya pero después venga otro y haga una perforación al lado o en otra dirección y encuentre un yacimiento enorme. Es una actividad de altísimo riesgo. Que hay potencial geológico sí (se ven por ejemplo diferencias de suelo o de color que hacen sospechar que hay mineral), y por eso se desarrolla el Malargüe Distrito Minero Occidental pero no hay manera de saber efectivamente dónde está el cobre o cualquier otro mineral que haya, sin esta etapa de exploración”, enseña el contador lo más didácticamente posible.
La minería no es soplar y hacer botellas. Pero en el mientras tanto, trabajo genera. Con esa idea clara me quedo.
Después de la prospección llegará rápidamente la exploración. Primero la llamada indirecta, que sirve para hacer mediciones que te acercan a la posibilidad de hallar zonas con yacimientos potencialmente buenos –desde lo económico, claro- para ser explotados.
Y una vez realizadas e interpretadas las mediciones viene la exploración con perforación, que es quizás el momento que más esperan los malargüinos hoy por hoy.
Esa es la etapa – que podría incluso llegar en una segunda campaña- en la que veremos maquinaria haciendo excavaciones, camiones, picos, palas hasta la entrada triunfal de las perforadoras. Lo que se arma, todo siempre que la prospección y la exploración indirectas hayan resultado positivas, es como una “red de perforaciones” para abarcar la mayor cantidad de superficie posible.
Explorando, sólo se puede trabajar en campo en temporada, es decir, entre diciembre y abril, con suerte. La campaña dura aproximadamente unos 4 meses por año y el resto se hace lo que llaman trabajo de gabinete. De ahí la demora de años para dar con los resultados esperados y la necesidad de mantenerse entusiasta pero en eje.