No sé si pagar una operación para agrandarme el pene o comprar una camioneta. El dilema me persigue desde que confirmé que en estos tiempos pragmáticos a nadie le importa el alma que uno pueda haber cultivado a lo largo de su existencia de varón mendocino. Hoy vale lo que se pueda ver, tocar y medir; las métricas de la existencia. Lo demás es verdurita.

Ojo, tampoco vamos a idealizar el pasado: admito que en su momento me hice poeta porque no tenía auto y necesitaba perder la virginidad. Pero las cosas cambiaron. Hoy escribir poesía es una autopista hacia el celibato ¿Han probado lo que ocurre si leés un poema en una fiesta? Te echan a patadas. Llaman al 911.

Así que las alternativas para triunfar son claras: el quirófano para el pene o la 4x4. No lloren, viejos camaradas; son las módicas utopías que propone el contexto. Y lo que sigue es un análisis de ambas opciones basado en datos de la realidad.

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Camioneta o peneplastia, ¿qué conviene más?

Reflexionemos. La ventaja de la camioneta es que seguramente la usaré con más frecuencia que el pene.

Por otra parte, el lado positivo de la peneplastia -tal es el nombre de la intervención- es que si ando por el centro de Mendoza el tamaño de mi coso no interferirá en el tránsito de nadie, como sí hacen esos vehículos altos, largos y anchos con los que los mendocinos de clase media para arriba recorren las calles de la ciudad en plena hora pico, jodiendo la vida de todos los demás, demorando cualquier trámite y fingiendo que no perciben las puteadas telepáticas que lanzan el resto de los conductores.

Son dos mil kilos de metal para transportar a un solo boludo. Completamente ilógico.

Claro que con el pene no puedo cargar las bolsas del supermercado. Punto para la camioneta.

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Este hombre representa al autor considerando si debe operarse el pene o ir a una concesionaria.

Este hombre representa al autor considerando si debe operarse el pene o ir a una concesionaria.

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Autoestima y estatus

¿Qué hace que un tipo piense que está bueno comprarse una camioneta así para andar por el centro? Si el flaco fuera un explorador, un montañista, el cuñado de Indiana Jones, vaya y pase. Pero en la ciudad ya estamos muy apretados como para sumar armatostes conducidos por oficinistas que juegan al pádel los sábados.

Freud me sopla que es una cuestión de autoestima y estatus. Eso, eso quiero. En ese caso, agrandarse el pene puede ser una alternativa más económica.

Sigo investigando, entonces. Busco cirujanos. Efectivamente, en la provincia se hacen operaciones de pene; un ambiente bastante reservado parece que es. Y me comentan que alargar el miembro es una práctica menos común que engrosarlo.

"A ver: tenés dos métodos para incrementar el grosor de tu pene -me ilustra, didáctico, un galeno que consulto durante la semana (porque esto es periodismo, ¿qué se creen?)-: uno de esos métodos es colocarte ácido hialurónico, un material que dura de 12 a 18 meses y después se va. La otra forma es sacándote grasa de una parte de tu cuerpo para ponerla ahí (...)".

Pero vamos a lo fundamental: ¿cuánto me costaría operarme el pito acá en Mendoza?

-Si nos referimos a colocar grasa del paciente, estamos hablando de U$S1.800 para arriba -sigue el doc, que es súper amable-. La aplicación de ácido hialurónico es menos invasiva y se puede hacer en el consultorio: ponemos unas inyecciones, unas jeringuitas que pueden estar rondando los U$S1.200, quizás un poco más.

Me conecto con otro médico para una segunda opinión. Nos ponemos filosóficos. Me interesa, sobre todo, indagar qué clase de individuo se somete a estos tratamientos. Él me responde que son personas más comunes de lo que yo podría imaginar.

"Pensá -propone-: ¿A qué hombre no le gustaría tenerla más grande? Es un deseo muy pero muy común; y si los interesados lo percibieran como algo sencillo, lo harían muchos más pacientes que en la actualidad".

El especialista completa: "En realidad esto de agrandarse el pene tiene más que ver con algo que desean los varones para sí mismos que con algo que pidan las mujeres, exceptuando los casos extremos de micropenes, por ejemplo. De todos modos también existen formas, digamos, 'modernas' de suplantar el tamaño, como tener plata o autos".

Bien, ya tengo los precios. Ahora comparemos. Camioneta versus peneplastia.

Busco en MercadoLibre: la 4x4 más barata que encuentro sale $37 millones y medio.

Es decir que con lo que vale uno de esos trastos de cuatro ruedas me agrando entre 10 y 15 penes; aunque como imaginará el lector no cuento con esa cantidad, de lo contrario estaría haciendo fortuna en Onlyfans en lugar de granjearme hemorroides sentado en esta silla horas y horas, tecleando como un poseso.

Voy a seguir tanteando, porque tampoco son épocas de soltar dólares porque sí. Mientras, leo que de acuerdo al Sistema de Información Online del Mercado Automotor de Argentina (SIOMAA), de los 5 modelos de vehículos más vendidos en el país en septiembre, 3 son camionetas 4x4.

Sobre operaciones de pene, en cambio, las estadísticas son más escasas, como también ocurre con la poesía.

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