El “sin” varietal más amigable con el bolsillo de todas las góndolas mendocinas es un tetrabrick de 1.400 pesos. Eso quiere decir que el 0,035% de su valor va a parar a la COVIAR. Con indicación de varietal, el más accesible es un Malbec de $2.869, en su botella de 700 ml. En ese caso, el aporte es de 0,021% de su valor final. Los precios son tomados de un relevamiento que hizo Diario UNO en cuatro de los supermercados con más sucursales de la provincia, según sus precios online.
Se buscaron los más baratos porque son los que, bajo ese aspecto al menos, padecen más incidencia; deben más tributo a la entidad cuestionada. Según informes difundidos a modo defensivo por ellos mismos, cuando se venden tintos de más de 10 mil pesos, esa incidencia baja hasta ser 0,005% del precio final.
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Mario González, presidente de COVIAR y uno de los que públicamente dio la batalla contra el proyecto de Arabia.
¿Cuánto dinero recauda la COVIAR de las bodegas?
¿Pero es mucha o poca plata? Según la Organización Internacional del Vino (OIV), Argentina produjo en 2024 aproximadamente 1.100 millones de litros; lo que implicaría (tomando sólo los números conocidos de aportes) que COVIAR recaudó por esos volúmenes una cifra que oscila entre $600 millones y $979 millones.
Como su presupuesto también se nutre de aportes de terceros y de multas e intereses aplicados a las propias bodegas, entre más ítems -y porque los traspasos de estas cifras no son lineales, sino que tienen asteriscos que hay que tener en cuenta- el número final para este año es otro: U$S1,6 millones. Con esa plata cuenta la COVIAR para 2025.
Diario UNO ya mostró en una nota de Miguel Flores la relación entre esas cifras oficiales: la industria vendió U$S3.464 millones el año pasado (933 millones en el mercado interno y 2.531 millones en lo exportado); o sea que el presupuesto de COVIAR representaría menos que el 1% de esos montos.
Luego de eso sigue una serie de refutaciones que por el momento no tiene más cifras detrás. Este medio solicitó los números finos que respaldan la airada crítica de Bodegas de Argentina, por ejemplo, a algunos de sus referentes cercanos, pero no fueron remitidas. Ante una consulta similar a COVIAR para que remitiese los destinos concretos de esos fondos, autoridades explicaron que esos números están a disposición, pero “sólo de las entidades a las que les corresponde controlarlo”.
Diario UNO sí accedió a recibos de bodegas que demostraron tributarle a la entidad una cifra “baja” por mes, pero que no alcanzan -por la poca cantidad de casos- para ser una demostración representativa de lo que pasa, en general, en las 600 bodegas de la provincia.
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El desayuno de la COVIAR, uno de los hechos políticos y empresariales de cada Vendimia.
Eliminar la COVIAR: argumentos y millones de dólares en juego
El proyecto de Arabia sólo tiene un artículo: “deróguese la ley 25.849” (que es la que le da vida a la COVIAR). Cosechó respaldos en Mendoza. Quienes lo acompañan tienen un puñado de argumentos que están encabezados por uno particular: afirman que no debe haber aportes compulsivos. Todas las bodegas tienen que pagar en distintas instancias a COVIAR, quieran o no y se sientan beneficiadas mucho, poco o nada por lo que hace.
“Ellos nos cobran por algo que nadie les está pidiendo, sino al contrario”, apuntalan. Eso es lo esencial de su reclamo, y es por eso que lo comparan con lo mismo que realizan muchos sindicatos (algo que molesta sobremanera en la entidad).
No es lo único que apuntan: a su vez señalan que la entidad nació hace 21 años, con un consenso de privados que hoy no existe de la misma manera (eso es inobjetablemente cierto). Y también disparan contra las cifras del organismo, porque dicen que se aplican los porcentajes a los valores finales del vino, dando esos “cero-coma-tanto” que se leen más arriba en esta nota. “Pero a lo que hay que aplicarlo es a los valores de producción del vino. A nuestros costos. Ahí te da la verdad”, dijo una bodeguera.
Otro aspecto puntual es su afirmación de que hay muy malos resultados del plan estratégico y de que además el horizonte era 2020 y no están dispuestos a trazarlo por otra década. “Ya estamos en octubre y nos siguen pidiendo plata para el carnaval pasado”, graficó otro consultado que también prefirió off. A su vez, marcan las caídas en consumo doméstico de vino, que atraviesa un histórico mal momento (19 litros anuales per cápita). En COVIAR replican que es imposible determinar que eso sea culpa de ellos o del PEVI.
Fundamentalmente apuntan a los artículos 10 y 13 de la “Ley COVIAR”: el primero pone aportes obligatorios y el segundo inmoviliza a las bodegas que no pagan. Un proyecto anterior de Marcela Pagano -que por alguna razón no hizo tanto ruido como este- buscaba incluir el término “aporte voluntario” en el artículo 10 y al artículo 13 directamente hacerlo volar por los aires.
Del otro lado también indican detalles importantes: “Si quieren bajar costos, ¿por qué no se meten con la presión impositiva, que es del 58,3% de las ganancias?”, les dice la COVIAR en un comunicado que salió esta semana. Es una de sus espadas más usadas: que el aporte es nulo comparado con los números que maneja la industria. Lo otro que señalan es que no se podría hacer un aporte voluntario porque, entonces, bodegas que no pagan se beneficiarían con tareas que inciden en todo el sector por igual.
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"Todos a favor de derogar el impuesto compulsivo de la COVIAR", asegura Damián Arabia, autor del proyecto.
Otros aspectos que señalan es que Arabia no consultó con las principales bodegas de Mendoza y que, por ser de CABA, no conocería el trasfondo de la industria, por lo menos “tierra adentro”. Además, rematan con aquel impuesto al vino que quería imponer Nicolás Dujovne, ex ministro de Hacienda de Macri y que finalmente naufragó, en gran medida, por la resistencia mendocina. Entidades pro-COVIAR dicen que ellos empujaron esa pulseada que se ganó. Aunque no pueden negar que la política (vía Cornejo y su gabinete en su primer gobierno) hizo mucho peso en Casa Rosada para resistir eso.
COVIAR: qué pasa puertas adentro de la política mendocina
Cuentan que uno de los primeros llamados que hizo el Gobierno fue a Lisandro Nieri. ¿A vos te consultó este muchacho que iba a hacer esto? No, para nada, les respondió, según dicen en pasillos oficiales. Es sabido que Hebe Casado bancó públicamente la medida (hay hasta un intento secreto desde INTA para pedirle que cambie su opinión) y que el ministro de Producción, Vargas Arizu, también lo hizo, pero con mesura: pidiendo “dar el debate”. Sin embargo, casi nadie en el Ejecutivo escondió que les molesta que haya sido un diputado de Buenos Aires el que tirara la bomba. “¿Qué sabe este?” (eso no lo dijeron, pero era el espíritu de la crítica).
El Gobierno no espera grandes cambios. Cree que, en la cámara, la mayoría peronista, las dudas de los posibles aliados de la medida y los otros temas mucho más rimbombantes que pueden aterrizar en el Congreso van a echar por tierra o al menos a demorar el debate de lo propuesto por Arabia.
Es más: la muerte del papa Francisco también diluyó el tema. Como hizo con el resto de los asuntos del planeta entero, eclipsó también al intento anti COVIAR y eso tuvo efectos locales. Al proyecto de declaración que preparaban en una bancada de la Legislatura (cercana a Bullrich) lo terminaron guardando para más adelante, en vistas de que el asunto no había repicado lo suficiente. Cuando la idea inicial era otra: ir con tapones de punta y que la Legislatura mendocina votara en contra de COVIAR. No se sabe si hubiese pasado.
Por último, la lluvia de dardos a la COVIAR encendió alarmas sobre el INV. ¿Le apuntan también? Hay algo que en el Barrio Cívico llaman “la espada de Damocles de Sturzenegger”. Y básicamente cifra que hay que demostrar que toda estructura del Estado funciona y es útil, porque si no le empieza a correr el reloj de arena en contra.
Ha habido charlas al respecto, pero en el Cuarto Piso están tranquilos: “El Alfredo ha sabido demostrar en Buenos Aires que es importante mantenerlo. Es una marca fuerte y revalida a los vinos argentinos en el exterior; sumado a que tiene prestigio afuera y eso le da prestigio a sus estadísticas”, dicen. Otro de los anti COVIAR ratificó esa mansedumbre a Diario UNO: “No, no vamos por el INV. Para nada”.
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El almuerzo de Bodegas de Argentina en Arizu, en marzo pasado.
En el fondo de todo esto, además de la plata, está la interna. Sobre todo, la fuerte pica que hay entre Bodegas de Argentina y COVIAR, desde que se divorciaron de hecho en 2020. El Ejecutivo intentó tres veces el año pasado juntarlos en Casa de Gobierno, pero no llegó a buen puerto. Una de ellas fue durante una de las visitas de Juan Pazo, que estaba en Producción, bajo la órbita de Caputo. Pero nada. Ahí probablemente se haya prendido una chispa que todavía puede traer efectos muy visibles:
Es que Nación le ha pedido a Mendoza que unifique a la vitivinicultura. La grieta COVIAR-Bodegas, con otros jugadores clave como Bodegueros y Viñateros del Este es una complicación para dialogar en Buenos Aires y pedir recursos. De ahí que Vargas Arizu, cuentan, ya esté trabajando en unificar. Tuvo reuniones por estos días con una idea fija: que el año que viene, en la Vendimia 2026, ya no haya dos o tres reuniones: desayuno COVIAR, almuerzo de Bodegas, etcétera. Puso en marcha el plan unificación, que haría un solo evento en un terreno neutral. Por ejemplo el INTA, que es el escenario que ya está en carpeta.