Un ejemplo: todos los que pueden y deben ocuparse de los juzgados de familia, que es un desastre como funcionan -afectando a muchas personas, incluso niños-, tienen también descanso por 45 días al año; lo mismo ocurre en los tribunales laborales, penales y civiles.
La idea de la feria judicial es que sea aprovechada para ponerse al día con los diversos casos que están atrasados. En vez de ocuparse de eso, toman vacaciones y dejan una guardia mínima que prácticamente no resuelve nada, salvo un tema urgente. Dejan los asuntos para más tarde evitando una la eventual crítica cuando vuelva el responsable del descanso.
Ninguna empresa del sector privado soportaría tener el 90% de su personal vacacionando simultáneamente. Directamente iría a la quiebra. De hecho, en el sector privado son muy pocos empleados o empleadas que reúnen la antigüedad para acceder a 45 días de vacaciones.
Es enorme la diferencia con los empleados del sector privado que por derecho, por trabajar mañana y tarde, deben representar el 5% del personal de la empresa que pueda llegar a 45 días de vacaciones.
En el Poder Injusto los 45 días se los toman el 90% de los funcionarios, jueces, fiscales y una que otra oficina que también hace lo mismo. Es una burla a la sociedad y poco les importa.
El 3 de febrero, ellos deciden volver al trabajo y se genera una expectativa como si fuera una transformación o empezara el año. Lamento que todo seguirá igual, vendrán con su bronceado, se pondrán al día durante varios días. Hemos asumido que eso es así.
Pero no tiene por qué continuar así. Debemos aunar esfuerzos para la transformación real del Sistema Injusto. Es exactamente igual al de principio del siglo XX, con la diferencia que nos hacen creer que hay modernidad. Es pura propaganda. Un cable y una computadora no cambian nada.
A ello debo agregar que la Policía de Mendoza no está trabajando al ritmo que la situación requiere. No hay control real por parte del Ejecutivo y sus bajos salarios provocan que muchos uniformados tengan otro empleo.
Un ejemplo: conversando con el chofer de una de las empresas nuevas (Cabify, Uber, taxistas), me contó que en el recorrido del aeropuerto al barrio Dalvian subieron dos pasajeros, hasta que un momento le piden que transite por determinada calle. Allí le robaron todo -incluso el auto- y lo dejaron solo. Pregunta básica que le hice de inmediato: ¿pero las cámaras de seguridad no detectaron nada? Nada, porque es una cuadra donde no hay cámaras, y el GPS indicaba el camino más corto al destino, entonces quienes robaron saben perfectamente eso.
Eso por el solo hecho de conversar ¡Pero sin vergüenza alguna el Estado dice que todo funciona cada vez mejor! Con solo salir a caminar por las calles es irrefutable que no hay control sobre la Policía de Mendoza y los que cometen delito en forma permanente van evadiendo los distintos dispositivos que los puedan identificar.
Desde que pudimos incursionar sobre transformaciones en los procesos judiciales (1999) -modificaciones que el Poder Ejecutivo sigue promoviendo, en buena hora-, incorporando en los procesos oralidad, grabaciones de las audiencias, cambios en los juicios laborales y otras reformas procesales que son muy buenas, los cambios nunca vienen de adentro.
El Poder Judicial se mantiene firme: no le importa en absoluto todo lo descrito y estamos hablando sobre el poder que debería resolver sobre nuestra libertad, patrimonio, familias, conflictos comerciales, etc.
A los 45 días de feria deben añadirse licencias o días por razones particulares, como los llaman ellos, que utilizan para hacer viajes cortos u otra actividad.
Y por si faltara poco, como el Poder Ejecutivo presiona a los jueces y al procurador general (jefe de todos los fiscales), no son capaces de asumir una actitud de cambio. Más bien, piensan en sus sueldos y jubilación antes que oponerse a la intromisión del Poder Ejecutivo.
En definitiva, tienen miedo de ser sometidos a jury (organismo que evalúa la actuación de los o las funcionarios) y pasarla mal. Pero ese razonamiento lo hacen en forma individual. Todas las transformaciones que han existido en el mundo requieren de hombres y mujeres que, en forma colectiva, sean protagonistas de las mejoras que todos conocemos, pero los privilegios ganan la pulseada.
Mendocinos: los miembros del Sistema Injusto tienen empleados, secretarios, muchos cuentan con auto oficial. Eso lo pagamos nosotros con los impuestos. Es un submundo donde además pretenden que los ciudadanos los traten con temor reverencial. Es así y así está la Justicia de Mendoza.
No tengo la más mínima confianza y expectativa de que esto cambie y deseo fervientemente que la realidad me tape la boca.