Los vecinos se quedaron horrorizados también al ver la escena, e indicaron que el hombre, oriundo de Bolivia, está sordo y por eso no escuchó los gritos de la gente que repudió lo que hizo con su perrito.
Luego, con su hija ya presente, el hombre metió al perro dentro de una bolsa y esperó a que pasara el camión recolector para deshacerse de su cuerpo. La Policía llegó al lugar y la mujer relató lo ocurrido, pero el acusado no fue detenido.
La causa es investigada como averiguación de maltrato animal por la Fiscalía de Delitos contra los animales, y el abogado defensor de "los sin voz" Oscar Mellado intervendrá en el caso.
Piden un registro de maltrato animal
La titular de la Fundación Cullunche, Jennifer Ibarra, aseguró a Diario UNO: "Hay una relación entre el maltrato animal con la violencia intrafamiliar y debe haber un registro de maltratadores de animales. Desde el 2015 se intentó esto y se hizo por primera vez con el legislador Daniel Cassia. Después se hicieron otros dos proyectos que quedaron cajoneados".
El primer proyecto de un registro de maltratadores de animales ocurrió a fines del 2015 luego del caso conocido como Fueguito, un perro callejero que fue prendido fuego por un hombre en Guaymallén, debido a que le molestaba estuviera en la cuadra y que le dieran de comer.
Indignación. Fueguito, en la veterinaria antes de morir. En el círculo, el acusado Ricardo Manson con su pareja.
Este fue Fueguito, el perro que murió tras ser incendiado por un vecino de Guaymallén en 2015 quien fue imputado por maltrato animal.
Los vecinos apagaron las llamas del perro y lo llevaron a una veterinaria, pero al día siguiente el perro murió. El hombre fue denunciado y se tuvo que ir de su casa debido a los escraches que le hicieron.
Ibarra sostuvo que contar en Mendoza con un registro de maltratadores de animales "es predictivo, proactivo y preventivo. Es gente violenta y deben entenderlo. El registro bajaría el nivel de violencia".
A esto le sumó también que todavía esperan la reglamentación para la compra y uso de aires comprimidos: "No son armas de fuego, pero no son juguetes", sostuvo la veterinaria y agregó que la mayoría de los animales que reciben en la Fundación Cullunche están heridos con estas armas. "Estas personas también deberían estar en el registro de maltratadores de animales".
