La historia demuestra que los asesinos seriales suelen confesar sus crímenes cuando son capturados y juzgados. Pero en algunos casos, parece que intentan sacar chapa mucho más allá de las atrocidades que en verdad cometieron. Y el tragicómico caso de Natasha Ryan es uno de ellos.

El 31 de agosto de 1998, Natasha Ryan fue dejada por su madre en la escuela donde asistía, en Australia. Tenía 14 años, pero ese corto lapso de la adolescencia había sido suficiente para mostrar su rebeldía, escapando en varias ocasiones de su casa.

Ese día no fue la excepción a la regla y nunca regresó a su hogar. La madre de la niña realizó la denuncia correspondiente ante la Policía de Australia y se abrió una investigación con muchos vaivenes.

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Natasha Ryan, la supuesta víctima de un crimen que nunca ocurrió.

Natasha Ryan, la supuesta víctima de un crimen que nunca ocurrió.

Desaparición y ¿crimen?

La policía australiana no tomó el caso con mucha seriedad en un principio debido a los antecedentes de rebeldía de la chica. Sin embargo, a medida que pasaban los meses, la esperanza de encontrarla con vida se desvanecía.

El panorama se puso aún más oscuro cuando varias mujeres y una niña de nueve años desaparecieron en esa localidad. Fueron víctimas confirmadas del asesino serial Leonard John Fraser, un violador convicto descrito como un “depredador sexual de la peor clase”. Todo parecía indicar que Natasha Ryan había sido una de sus tantas víctimas.

El asesino serial de hecho fue acusado por ese crimen, entre otros, tras confesar a otro recluso haberla matado y haber ocultado su cuerpo en un lago. Aunque nunca se encontró su cuerpo, la familia de Natasha Ryan realizó su funeral el día de su cumpleaños 17, a mediados de 2001.

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Natasha Ryan, la supuesta víctima de un crimen que nunca ocurrió.

Natasha Ryan, la supuesta víctima de un crimen que nunca ocurrió.

Juicio contra el asesino serial y sorpresa

El 10 de abril de 2003, mientras el asesino serial Leonard Fraser era juzgado, la Policía de Australia recibió una pista anónima. La nota incluía un número de teléfono y una dirección. Esa noche, allanaron una casa a pocos kilómetros del hogar de la familia de Natasha Ryan y encontraron a la joven de 18 años, pálida y escondida en un armario. Estaba viva, viviendo voluntariamente con su novio.

La noticia, anunciada en la sala del tribunal por el fiscal, dejó atónitos a todos. El padre de Natasha Ryan casi colapsó al confirmar la identidad de su hija al preguntarle por su apodo infantil. La niña, ya adolescente, había estado a solo cinco minutos de la casa de su madre durante todos los años.

La protagonista de esta historia explicó que su decisión de huir se debió a conflictos familiares, particularmente con su madre, y a su relación con su novio. La revelación desató críticas. Su búsqueda no sólo implicó una falsa acusación a un asesino serial sino también costó aproximadamente 400.000 dólares australianos. En 2006, Natasha Ryan fue declarada culpable de provocar una investigación policial falsa y multada con 1.000 dólares.

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