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Héctor Pelayes, el expolicía que murió en el intento de asalto.
Los chats previos
Además de los cadáveres del expolicía y del ladrón, en la escena del hecho se encontró el teléfono celular de este último que se convirtió en una prueba clave para identificar a su presunto cómplice. En ese artefacto se encontraron una serie de conversaciones con un contacto agendado como "Jo" que pertenece a Jonathan Larraín y con quien mantuvo conversaciones en los dos días previos al asalto y crimen.
En los chats no se puede observar lo que escribió Chiquito Larraín -le dicen así porque mide más de 2 metros de altura- ya que eliminó los mensajes desde su celular, pero sí las respuestas que le iba brindando el fallecido Coca Pereyra. Este último le indicó que se "rescate una remera para la cara y unos guantes" y que consiguiera "una palanquita, una barreta". El día anterior al crimen, le dijo: "Grandote, soy el Coca. Vamos a tener que cancelar ahora porque se hizo re tarde, boludo. Pero mañana si te parece tipo 7 por ahí confirmame si podés. Confirmame si vas a hacerlo seguro para no buscar a otro".
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Jonathan Larraín declaró en la causa tras ser detenido y explicó que le hacía changas de construcción y le lavaba los vehículos al ladrón fallecido. Si bien admitió haber enviado esos mensajes, explicó que finalmente le contestó que ese día no iba a poder concretar el plan y que sabía que el hombre "era pesado" pero no quería perder el trabajo ya que necesitaba el dinero.
Estos argumentos defensivos, más otros más, serán expuestos por la abogada defensora María Elena Quintero para solicitar la libertad de su cliente en la continuación de la audiencia que se realizará en los próximos días.
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El crimen en Guymallén
El domingo 1 de septiembre alrededor de las 21.30 el policía retirado Héctor Pelayes estaba en su casa de calle Godoy Cruz al 10.500, de Rodeo de la Cruz. Su hija también se encontraba en la vivienda junto con su hijo de 9 años -y nieto de Pelayes-, quien jugaba con su amigo y vecino de 10 años.
Dos hombres encapuchados, con guantes y ropa oscura entraron por el fondo de la propiedad, amenazaron a punta de pistola a la hija de Pelayes y los niños se escondieron debajo de una cama. Pelayes escuchó los gritos, salió rápidamente, tomó su arma y en su habitación se enfrentó a los tiros con uno de los agresores. Coca Pereyra y el expolicía murieron en el lugar del hecho.
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El caso generó polémica ya que el delincuente muerto había sido condenado a 11 años y medio de prisión por otro homicidio en ocasión de robo, pero salió en libertad condicional en abril del 2023 por decisión del juez penal Sebastián Sarmiento. Esto motivó cruces públicos entre el magistrado y las autoridades del Ministerio de Seguridad.
