Guerra de barrabravas

Las escuchas con las que condenaron a un barrabrava del Lobo que planeaba un ataque armado

Ramón Ricardo Balle (52) estará preso hasta 2026 por la tenencia de un revólver con el que quería atentar contra la facción disidente de la hinchada de Gimnasia y Esgrima

"Sueño con esa gilada". Así se refería Ramón Ricardo Balle (52) a la idea de concretar un ataque armado contra la facción contraria a la suya en el marco de la guerra de barrabravas de Gimnasia y Esgrima. El líder del grupo con asiento en Guaymallén había sufrido el asesinato de su hijo y planeaba vengar esa muerte a fuerza de disparos. Gracias a escuchas telefónicas, fue detenido a tiempo y en los últimos días terminó condenado por el hecho.

El contexto de la investigación es la interna que tiene la barrabrava del Lobo entre el grupo con asiento en el barrio Jesús Nazareno de Guaymallén, bajo el ala de Ricardo Balle, y los radicados en el barrio San Martín de Ciudad. Ambas parcialidades protagonizaron un violento y multitudinario enfrentamiento en las inmediaciones del estadio Víctor Legrottaglie cuando Gimnasia y Esgrima estaba por disputar su primer partido de local en este año, el 4 de febrero pasado.

Varios de los involucrados terminaron heridos, incluido el propio Ricardo Balle, pero la peor parte se la llevó su hijo Nicolás (33) quien sufrió una herida de arma blanca en el tórax y perdió la vida en el lugar. Hasta el momento el caso no tiene detenidos y hasta se emitió una millonaria recompensa para quien aporte datos certeros para identificar al autor del crimen.

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Nicolás Balle, el barrabrava de Gimnasia y Esgrima que fue víctima del crimen en Ciudad.

Nicolás Balle, el barrabrava de Gimnasia y Esgrima que fue víctima del crimen en Ciudad.

Venganza y detención

Uno de los motivos por los que se dificulta esclarecer la investigación por el crimen de Nicolás Balle es la reticencia de los testigos al momento de declarar, incluido su propio padre. Para lidiar con ese obstáculo, la fiscal del caso, Andrea Lazo, ordenó una serie de intervenciones telefónicas donde hasta el momento no han surgido mayores detalles. Pero esa medida ayudó para abrir un nuevo expediente.

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Es que se registraron conversaciones entre Ricardo Balle y otros integrantes de su facción de la barrabrava donde planeaban recuperar el poder y vengarse con un ataque armado al grupo del barrio San Martín. El diálogo clave lo mantuvo con otro sujeto identificado como Lucas González (35) el 18 de marzo en la noche. El líder de la barra comenzó organizando para "darse una vueltita por ahí el próximo partido. Para la Copa Argentina también sería bueno. Plantarse ahí, se arregla ahí a las piñas".

Su interlocutor fue un poco más allá y planteó "para mí tenemos que re cagarlos a tiros. Juntemos una moneda, hagamos una rifa dentro de poco, al menos unas 40 luquitas para comprar un chupete y agarrarlos ahí donde sea. Esperarlos en la ruta y cuando pasen agarralos a tiros, matar al que raye, loco". Ricardo Balle asintió y hasta sumó que debían cambiar las patentes de los vehículos con los que iban a concretar la emboscada.

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Ricardo Balle, uno de los líderes de la barrabrava de Gimnasia y Esgrima.

Ricardo Balle, uno de los líderes de la barrabrava de Gimnasia y Esgrima.

En otro pasaje de la conversación agregó que "yo también me prendo si hay que cortar cabezas y ahí se van a empezar a abrir solos. La sueño a esa gilada".

En tanto que el 30 de marzo mantuvo un llamado con otra persona donde dijo que "la que tenía pensada era para darle ahí en la huevada de la Copa Argentina. Pero parece que se lo hubieran adivinado. Los teléfonos estos, loco, te escuchan todo los milicos".

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Lo cierto es que el 16 de abril, un día antes del partido donde Gimnasia y Esgrima le ganó a Unión de Santa Fe en la localidad bonaerense de Junín, se realizó un allanamiento en su casa del barrio Smata, en El Challao. En ese procedimiento encontraron efectivamente un revólver calibre 38 y quedó detenido. En los últimos días pasó por un juicio abreviado donde admitió haber cometido el delito de tenencia ilegal de arma de fuego de guerra de uso civil, por lo que recibió una pena de 2 años de prisión en efectivo.