El trágico crimen ocurrió a mediados de 2005 en Estados Unidos y todavía es recordado por su crueldad
El juicio por el crimen del bebé que se realizó en Estados Unidos
Para mediados de 2005, China Arnold (25) vivía en un complejo de viviendas en Estados Unidos con su novio y sus cuatro hijos, incluyendo París, una bebé que tenía tan sólo 28 días. Esta última se terminó convirtiendo en la víctima de un crimen tan horroroso que es difícil de imaginar.
La joven tenía un historial delictivo que incluía condenas por secuestro en 2000 y falsificación en 2002, pero parecía estar intentando reconstruir su vida y nadie se podía imaginar el crimen que iba a cometer.
Su relación de pareja estaba marcada por tensiones, especialmente en torno a la paternidad de la bebé. El 29 de agosto de 2005, tras una noche de consumo excesivo de alcohol, volvieron a discutir acaloradamente sobre ese punto. Hubo violencia física, incluso con la mujer mordiendo a su novio, hasta llegar al desenlace con el atroz crimen.
En la madrugada del 30 de agosto, mientras la casa estaba en silencio, China Arnold colocó a la bebé en el microondas y lo encendió durante al menos dos minutos. La recién nacida, expuesta a niveles letales de radiación, murió casi instantáneamente debido al calor extremo, que elevó su temperatura corporal a casi 42°C.
Los forenses aseguraron que la bebé no presentaba quemaduras externas, pero sus órganos internos sufrieron daños severos por el calor, describiendo el proceso como una "cocción" desde el interior.
Para explicar semejante crimen China Arnold afirmó estar alcoholizada hasta el punto de un apagón mental, que dejó a la bebé en una mesa tras el acto y se durmió en el sofá.
Al día siguiente, la pareja llevó a la bebé a un centro de salud donde no pudieron hacer más que declararla muerta.
Primero fueron liberados por falta de evidencia. Sin embargo, en 2006 el análisis de un microondas abandonado en su antigua residencia reveló ADN de la bebé en el interior, lo que proporcionó la evidencia crucial para su detención.
El caso de China Arnold pasó por tres juicios, cada uno cargado de controversia. En mayo de 2011, fue condenada a prisión perpetua sin libertad condicional, aunque evitando la pena de muerte por el crimen.