Minutos después de que se apagó el fuego, la versión de un incendio provocado comenzó a tomar fuerza. Orlando era otro nieto de Ema y vivía en un departamento ubicado al fondo. Fue el primero en declarar que un vecino vio a una persona que salió corriendo y apuntó contra su excuñado.
Julio Villarruel tenía 53 años y vivía a cinco o seis cuadras del lugar. Estuvo cerca de 15 años en pareja con la madre de Aldana pero se habían separado hacía un puñado de meses. Orlando lanzó sus dardos contra él: “Siempre le decía que volvieran a estar juntos, pero mi hermana no quería. La semana pasada se enteró que ella estaba saliendo con un taxista”.
El caso pasó a investigarse formalmente como un triple homicidio. Pero el nieto que vivía en el fondo también se convirtió en sospechoso. Horas antes del incendio habían estado comiendo un asado en festejo por el Día de la Madre. Como siempre, Orlando bebió de más y se puso molesto. Solía hacerle chiste a su abuela de que cuando se muriera se iba a quedar con la casa. Hasta un miembro de la familia declaró que lo escuchó decir “me la re mandé” minutos después de las tres muertes.
Incluso Julio Villarruel declaró al día siguiente y alimentó la versión de la sospecha contra su excuñado Orlando. Pero finalmente las pruebas lo terminaron acorralando y una semana después se ordenó su detención.
Analía, la expareja de Julio y madre de la fallecida Aldana, declaró que ese hombre la estaba acosando últimamente. "A toda costa quería que volviera con él”, remarcó. Esa versión quedó respaldada por cientos de mensajes de Whastapp donde el hombre quería recomponer la relación. Hasta le había escrito una carta de su puño y letra.
Carta Julio Villarruel.jpg
Las cámaras de seguridad de la zona no tenían la mejor calidad debido a que el hecho ocurrió durante la madrugada. Pero las imágenes eran claras: se podía observar la figura de un hombre que tenía un encendedor en su mano -ya que prendía un cigarro- y minutos después salía corriendo. Varios testigos reconocieron la vestimenta y el porte físico de Julio Villarruel.
El hombre fue imputado por triple homicidio agravado por haber sido cometido por un medio idóneo para crear un peligro común y por femicidio transversal, es decir, causar sufrimiento a una persona con la que tuvo una relación de pareja.
Antes de enfrentar un juicio donde si era condenado recibiría la pena de prisión perpetua, llegó a un trato con la Fiscalía. Un año después admitió haber cometido el hecho y recibió una pena de 20 años gracias a un cambio de calificación a incendio agravado por el resultado de muerte. La Fiscalía se garantizó cerrar el caso con una condena y Julio Villarruel se garantizó, al menos, no pasar el resto de su vida en la cárcel.