Parricidio en Guaymallén

El ADN sobre una pala complicó al estudiante de Derecho acusado del crimen de su padre

Una prueba científica comprometió aún más a Agustín Armendariz, el joven de 25 años que está detenido por el supuesto crimen ocurrido en los últimos días del año pasado

La Fiscalía sumó una prueba clave, de carácter científico, para sumar a la acusación contra el joven estudiante de Derecho acusado de haber cometido el crimen de su padre en Guaymallén. Una serie de evidencias que se rescatar de una pala hallada en la propiedad donde vivían los protagonistas de la historia lo comprometió de cara a la investigación por el presunto parricidio.

Casi desde el momento en que se inició la investigación por la muerte de Guillermo Armendariz (59), en los últimos días del año pasado, los investigadores esperaban seguir sumando pruebas a los indicios que ya tenían contra su hijo, Agustín Armendariz (25). Si bien la defensa sostiene que no se trató de un crimen, la necropsia fue el primer dato clave ya que arrojó como resultado que la víctima tenía lesiones compatibles con un golpe traumático.

La mayor expectativa estaba en una pala que fue encontrada en el patio ubicado a pocos metros del cadáver en Guaymallén. Esta herramienta tenía una mancha de sangre y por eso fue secuestrada para que sea analizada por el Laboratorio de Huellas Genéticas Forense. El resultado llegó en los últimos días y se convirtió en una prueba clave para la Fiscalía de Homicidios.

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Guillermo Armendariz, la víctima fatal del presunto crimen en Guaymallén.

Guillermo Armendariz, la víctima fatal del presunto crimen en Guaymallén.

El ADN en la pala del parricidio

Al detectar que tenía una mancha hemática en la punta, los pesquisas comenzaron a sospechar que la pala era el arma homicida. Esa hipótesis tomó aún más fuerza tras las conclusiones de laboratorio que se incorporaron en el expediente por el crimen.

Los genetistas confirmaron que la sangre que tenía esta herramienta pertenecía a la víctima del crimen, Guillermo Armendariz. Pero no sólo eso, sino que se encontró más ADN en el agarre de la pala. Uno de los rastros pertenece a Agustín Armendariz, el joven sospechado de cometer el parricidio.

Fuentes consultadas detallaron que también hay un rastro de otra persona no identificada, aunque en menor proporción a la huella genética que dejó el imputado por el crimen en Guaymallén.

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Presunto crimen en Guaymallén

En la noche del 4 de diciembre pasado, la familia Armendariz se encontraba en su casa ubicada en el barrio Pehuén de Guaymallén. Según declararon la madre y una de sus hijas, se encontraban en la cocina tomando mates y cociendo un vestido. En el lugar también estaba otro de los hijos, Agustín, quien en un momento salió hacia el patio para fumar un cigarrillo. Estuvo cerca de 10 minutos en el exterior, cuando ingresó y le advirtió a su madre que "el papi se cayó del techo".

Las mujeres salieron al patio y efectivamente se encontraron con Guillermo Armendariz agonizando en el suelo. Para cuando llegó personal policial y de ambulancia, detectaron que ya estaba sin vida aunque a simple vista las lesiones que presentaba no correspondían con una caída de altura, ya que presentaba golpes en la zona frontal del rostro pero también en la nuca.

Guillermo Armendariz atravesaba un cuadro depresivo y solía tener conductas atípicas como por ejemplo orinar las paredes de la casa o romper algunos elementos del interior. Incluso en la investigación se reconstruyó que obligaba a su hijo Agustín a vender ciertos elementos, entre ellos un arma de fuego que el joven publicó en Facebook y por ese motivo terminó detenido y condenado a casi 3 años de prisión en suspenso. Por esto es que la relación entre padre e hijo no era la mejor, según comentaron fuentes judiciales, y este podría haber sido el desencadenante del crimen.

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