Al entrar, uno ya es testigo de todas las carencias del barrio: algunas casas son simples carpas armadas con palos de madera, otros tienen construcciones a medias y venidas a bajo, las rejas son una improvisación con una tela verde, las familias no tienen electricidad, no hay alumbrado público y, muchísimo menos, tienen asfalto.
WhatsApp Image 2024-12-28 at 21.39.11.jpeg
Loteo Jofré, es un barrio de Los Corralitos, con 25 casas. Allí fue asesinado Isaías Benjamín Rivas (10) de un disparo.
Benja visitaba este barrio varias veces por semana para ir a la casa de su abuela, y, por mala fortuna, estaba allí ese trágico domingo porque, al otro día, "quería ir a la barbería del barrio para hacerse los claritos", dijo su abuela. Una barbería que es una sola pieza, con un cartel afuera escrito con tiza que anuncia los precios de los cortes.
En el barrio hay 25 casas, y según explicaron los residentes, sólo pueden vivir personas que tengan algún familiar o "muy amigo", porque no quieren "gente problemática". Todos se conocen, y la mayoría son mayores de 50 años, habitando allí desde que comenzó la demarcación de un trozo de tierra y yuyos.
"Cuando llegamos acá, en los '90, comenzamos viviendo en carpas y fuimos construyendo muy de a poco, ladrillo a ladrillo en algunos casos, y como se pudo en otros", dijo a este diario una señora de 75 años que se unió a la ronda de preguntas al ver a la gente agolpada.
WhatsApp Image 2024-12-28 at 21.39.12.jpeg
El calor asfixia en Loteo Jofré, y los vecinos salen a la calle a tomar algo fresco y buscan refrescarse con el poco verdor del barrio, la mayoría de las veces interrumpido por tierra y piedras.
"Acá vive gente que trabaja el día a día: albañiles, personas que laburan en fábricas o en el campo, cosechando. Como podés ver, no sobra nada; muchos no tienen luz y hacen dos comidas diarias. La verdad es que nos falta de todo. Mirá por qué los vecinos están afuera, por el calor que hace", agregó.
Y sí, el verdor que hay no es suficiente para mitigar la intensa tarde de calor, que alcanzó los 34° cuando Diario UNO realizó la recorrida este sábado.
Sin embargo, ninguna de esas personas quería hablar de la tragedia. Así que, la recorrida debió seguir para escabullirse en el hecho.
El testimonio de los vecinos
De una casa tapada con bolsas de consorcio salió una mujer. El timbre, como en otras épocas, es con aplausos.
"No quiero hablar, tenemos miedo son gente peligrosa los otros (en relación a los supuestos sospechosos). Fijate si acá al lado quieren hablar", dice y cierra una pequeña puerta de madera. Las puertas de la casa siguiente también se cerraron.
Hasta que una señora, con muchas dudas al principio, recibió a Diario UNO. "Yo no pongo las manos en el fuego por nadie, pero a mí no me cierra que sea un ajuste de cuentas, yo conozco a Pato (la abuela) y a Brenda (la madre de los niños), y la verdad es que son gente trabajadora. Jamás ningún vecino tuvo problemas con ellos", dijo la mujer, quien evitó dar su nombre pero afirma conocer a la familia desde hace 30 años, cuando llegaron al barrio.
"Dicen que ellos (por la familia del niño) están metidos en la droga, pero es un disparate", sentenció, y recordó que, en los tiempos en que ella trabajaba para el Centro de Empleados de Comercio (CEC), ayudaba a la abuela del niño con comida y dinero porque no llegaban a fin de mes. Incluso mencionó que fueron los propios vecinos quienes iniciaron una colecta para pagar el sepelio del pequeño asesinado. "¿Vos creés que alguien vinculado a las drogas no puede pagar un sepelio?", preguntó de manera reflexiva.
En la casa de al lado había una prefabricada, de la cual salió un hombre de unos 40 años que sostiene una teoría, la misma que la familia de Benja, sobre el conflicto que derivó en el asesinato. Según él, "todo comenzó porque uno de los Pérez (la familia implicada en la balacera) le robó o le perdió una tijera para cortar ajo a uno de los familiares Rivas. Se agarraron a piñas y, luego, en venganza, vinieron y tirotearon la casa". Eso fue todo lo que se animó a decir.
Esta teoría, al menos a simple vista, parece no explicar del todo el trágico desenlace de los hechos.
El otro barrio, el de los sospechosos
La mamá de Benjamín, Brenda Rivas (27), recibe amenazas a diario. La familia pidió no publicar las capturas, pero se pudo acceder a ver algunos mensajes: "Ahora te hacés la madre, que tu familia deje de tirar tiros y arruinar guachos con la droga. Encima ahora me batís la cana vas a ver lo que te va a pasar".
Los mensajes no son de un remitente conocido por la familia, es un perfil falso de Facebook: "Si tu hijo está muerto es por tu culpa y la de tu familia", le dicen.
A pesar de que la familia del pequeño de 10 años asesinado recibe amenazas constantes, no tienen ningún tipo de protección policial.
En cambio, la casa donde vive la familia señalada por la balacera tiene la protección 24 horas de dos policías, luego de que vecinos incendiaran la casa donde viven los Pérez.
WhatsApp Image 2024-12-28 at 21.38.48.jpeg
A la izquierda se puede ver a los dos policías sentados, que funcionan de custodia de la casa de los detenidos. Luego de que vecinos de la zona, enojados por el asesinato de Benjamín, incendiaran la casa de la familia Pérez la noche de Navidad.
El temor por hablar también lo compartieron los vecinos del San Vicente VI; las puertas se cerraban apenas uno intentaba abordar el caso.
Sin embargo, un chico que caminaba por la Manzana C del barrio -una de las más destruidas, donde hay una especie de basural-, de la mano de su pequeño hijo, muy amablemente expresó algunas palabras, luego de asegurarse de que no iba a ser identificado en esta nota.
"Mirá, acá estamos cansados de la droga, no sé si son ellos los que venden. Pero todos los vecinos de Corralitos queremos que se vayan estos (refiriéndose a los Pérez). Son muy conflictivos y siempre hay un problema", comentó al principio.
Luego, al ser consultado sobre la quema de la casa de los detenidos, dijo: "El problema comenzó cuando ellos (la familia de los sospechosos) sacaron los tablones a la calle en la cena de Navidad y se pusieron a festejar como si nada hubiera pasado. Y la verdad es que acá viven muchos padres de niños pequeños".
"Mirá, no quiero justificar nada, pero parece que todos en el barrio están con mucha bronca por la situación", concluyó.
"Que vengan y me maten a mí, me harían un favor, no puedo seguir viviendo con este dolor", dijo la abuela
"Pato", como la conocen los vecinos, recibió a Diario UNO en la puerta de su casa, donde todavía se pueden ver la marca de al menos siete tiros. Dice que la única conexión que tiene con la familia Pérez, los del San Vicente VI, es que "uno de mis hijos se agarró a piñas con los otros (en relación a la familia Pérez) por una tijera de ajo perdida".
Y eso, según la mujer, comenzó un conflicto entre familias que escaló hasta su punto más caliente el domingo 22, cuando los "Pérez" habrían matado a Benja. También, en las crónicas policiales, se dice que la familia de Benja habría denunciado a los Pérez por narcotráfico.
-¿Y por qué creés que balearon tu casa y no la de tus hijos?
-Porque ellos sabían muy bien que venían a matar al niño. Porque ellos tenían el conocimiento de que ninguno de mis hijos estaba acá.
WhatsApp Image 2024-12-28 at 21.39.09 (1).jpeg
La casa donde murió Benjamín Isaías Rivas (10) asesinado de un disparo en el pecho.
En este momento, la mujer quebró en llanto: "Mirá, mirá, acá estaba sentado mi angelito -señala una pequeña piedra en la puerta de su casa-, y mirá, acá están los tiros".
"Acá estoy, que vengan y me maten porque me van a hacer un favor si me matan. Ya no aguanto el dolor", continuó.
-¿Cómo fue el tema de la tijera de ajo?
-Uno de mis hijos, no voy a decir quien, le prestó a uno de la otra familia una tijera que vale $50.000, él trabaja con esa tijera y se la tenía que devolver. Parece que el otro se hizo el vivo y este lo agarró a piñas. Mientras que uno pensaba que terminaba ahí, después la Melisa (una de las detenidas) empezó a llamar y a amenazar.
"Mi bebé está con Dios, está en los brazos de él. Nosotros somos los que quedamos batallando. Yo sé que mi bebé no sufre, está en los mejores brazos que pueden haber. Nosotros estamos para que estos no le saquen la vida a nadie más", concluyó Pato.
El asesinato de Benjamín Isaías Rivas, de 10 años
Entrada la medianoche del domingo 22, según la investigación, Leonardo Porras Diaz, Nahuel Agustín Pérez Cisterna, los hermanos Octavio Nahuel, Maximiliano Leonel Figueroa , Melisa Muñoz Figueroa llegaron hasta el Loteo Jofré y desde dos autos abrieron fuego contra la casa de la abuela de Benjamín.
Benja quedó en medio de la ráfaga de tiros y recibió un disparo a la altura del tórax en la zona izquierda. "Yaya me pegaron, me duele", fueron las últimas palabras que el niño esbozó, antes de que los órganos de su cuerpito empiecen a fallar y muera en el hospital Notti.
El caso abrió una intensa investigación que, para la familia del niño, se debe a una disputa por una tijera para cortar ajo. Para otras personas cercanas a la investigación, podría estar relacionado con un megaoperativo en San Vicente III, que terminó con un integrante de la familia "Pérez", señalada por esta balacera, detenido por comercialización de drogas.
La causa tiene hasta ahora seis detenidos.