Un casamiento gitano en el que una niña de 14 años fue obligada a contraer una boda fue el escenario para un fallo inédito de la Justicia Federal.

Todo comenzó en el 2013, cuando en la comunidad gitana se produjo un intercambio que va mucho más de lo curioso y peculiar, prácticamente se adquirió a una persona.

¿La víctima?: una adolescente de 14 años, que se encontró totalmente sola ante una situación que la superaba. Hasta su casa había llegado Miguel Angel Aramayo con la idea de casarse con ella. Para lograrlo, el tío de la joven recibió $50.000.

Ese pago representaba parte de la dote que en la comunidad gitana, y en otras comunidades, la familia del marido le entrega a la esposa. Para concluir el trámite, la pequeña fue anotada en el Registro Civil con un nombre falso. Así se consumió el matrimonio, pero no en Santa Cruz, sino en San Juan. La historia, para la adolescente, lamentablemente, no terminó allí.

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Dos hijos, un escape y el pedido de auxilio y escape del matrimonio gitano

La adolescente pasó cuatro años de matrimonio forzado hasta que logró escaparse. En el medio, Aramayo la dejó embarazada en dos ocasiones. Producto de ellos, fueron dos nenas las que nacieron.

El 5 de enero de 2017, la joven gitana, que en ese momento había perdido hasta su nombre, ya que en el Registro Civil había sido anotada como Johana Estefanía Juan, logró escaparse y fue a pedir ayuda a un vecino para que este llamara a su familia y la rescatara.

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Una boda gitana con una menor de 14 años fue el inicio de un calvario para la adolescente

Una boda gitana con una menor de 14 años fue el inicio de un calvario para la adolescente

Ante las autoridades, la joven dijo que la familia de su marido gitano la golpeaba, que se encontraba prácticamente presa, que no le daban dinero ni la dejaban hablar con su familia. También la obligaban a cobrar la Asignación Universal por Hijo y entregarles el dinero y si salía de su casa era solo a sitios cercanos y siempre bajo vigilancia. Sus vecinos confirmaron los malos tratos.

Ahora, después de más de diez años del matrimonio, un tribunal nacional confirmó el fallo de la Justicia Federal y le impuso una pena de 10 años de prisión a Miguel Angel Aramayo. Según los jueces, se probó que el casamiento gitano fue una unión forzada, como así también la explotación que sufrió la joven que a los 14 años se vio obligada a contraer una boda usando un nombre falso.

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