Esta movida generó una catarata de presentaciones judiciales en los tribunales marplatenses y audiencias públicas que tuvieron como protagonistas a grupos ecologistas quienes sostenían la existencia de dos riesgos:
- el bombardeo sonoro del lecho marino, perjudicial para las especies
- el riesgo de posibles derrames de crudo tras remover la base de océano Atlántico.
Debido al sonoro fracaso, las nuevas inversiones quedaron en stand by porque, según los relevamientos difundidos por Energy Report, "no hay indicios de hidrocarburos". Las autoridades de la Secretaría de Energía de la Nación y del Ministerio de Economía de Argentina ya fueron informadas.
El pozo exploratorio Argerich-1 fue operado por Equinor en consorcio con las empresas YPF y Shell. Fue el primero en aguas profundas: 1.500 metros bajo la superficie, aunque el crudo estaría a 4.000 metros de profundidad.
El intento se hizo a escasos 300 kilómetros mar adentro del balneario más concurrido de Argentina. Desde 1960 y hasta el momento, en las costas bonaerenses, se han registrado unos 18 pozos perforados sin resultados positivos. El último tuvo lugar en 1997, en sitios cercanos a la costa.
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La infructuosa exploración del Argerich tuvo un costo cercano a los 100 millones de dólares.
Terminadas las pruebas y sellado el pozo, el buque Valaris, a cargo del fallido intento, partió desde Mar del Plata hacia Brasil.
¿Qué pasará ahora?
Equinor intentará probar suerte en otras dos áreas que también se encuentran en la Cuenca Norte, pero que son propiedad de la holandesa Shell junto con su socio Qatar Petroleum. Están ubicadas aún más cerca de la costa: 190 kilómetros de la "Perla del Atlántico" y dentro de las 200 millas marinas pertenecientes a la Zona Económica Exclusiva nacional.
El área a ser "sonorizada" para la obtención de los datos sísmicos es gigantesca: abarca una superficie superior a los 15.000 km2.
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