Luego de 16 años del fallo histórico que ordenara al Gobierno Nacional, la provincia de Buenos Aires y a la Ciudad de Buenos Aires restablecer el daño ambiental producido en la Cuenca Matanza-Riachuelo, el máximo tribunal de justicia de la Argentina dejó todo en manos del ACUMAR (Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo) un organismo que ha demostrado con creces su falta de efectividad.

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"La intervención de esta Corte ha cumplido su propósito de generar la reforma estructural que resultaba imprescindible para alinear la actividad del Estado con los principios y derechos consagrados en la Constitución", asegura la resolución.

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La inverosímil resolución firmada por Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti señaló también que "este tipo de procesos se consideran culminados desde la perspectiva de la actuación de este Tribunal, una vez que se han definido claramente las metas a cumplir y se ha establecido el órgano a cargo de su instrumentación".

El putrefacto curso de agua baña las costas de 14 municipios bonaerenses y a lo largo de su recorrido esparce daños a millones de vecinos linderos.

¿Cuál es el pasivo ambiental que quedará?

  • 2 de cada 3 de las 17.000 familias que debían ser reubicadas nunca dejaron las orillas de la cuenca
  • 1000 toneladas de sustancias tóxicas se vierten desde desagües clandestinos de empresas que siguen "trabajando" como siempre
  • 1400 industrias que descargan sobre sus aguas no han podido ser siquiera censadas
  • 400 basurales a cielo abierto fueron detectados y siguen creciendo año tras año. Ya suman casi dos millones de metros cúbicos de residuos sólidos.

¿Cómo sabemos que se trata de uno de los peores ríos del mundo?

Afectadísimos cursos europeos como el Danubio, el Támesis, el Rhin y el Sena jamás interrumpieron la navegación interna ni las regatas.

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Foto: buenosaires.gob.ar

Foto: buenosaires.gob.ar

Como contrapartida, en el Riachuelo apenas se autoriza a los catamaranes con pasajeros que ingresen medio kilómetro porque si removieran el lecho podrían remover metales muy pesados y afectar el bombeo de agua potable de todo el Área Metropolitana de Buenos Aires.

A lo largo de todo el eje de 64 kilómetros, no se levantó en el último medio siglo una sola edificación turística o recreativa. Es tan penetrante su olor y tan espantoso el panorama que ofrece que ningún inversor cometería semejante equivocación.

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