El Mar de Aral es una laguna salada endorreica o mar interior que lució durante décadas casi desecado en Kazajistán, pero dieciséis años de esfuerzo para devolverle parte de su antiguo esplendor lograron que muchos recuperaran la confianza en Asia.

El espejo de agua sufrió una grave disminución en el siglo XX debido a la desviación de los ríos que lo alimentaban. Fue un proceso iniciado durante la era de la Unión Soviética ya que el gobierno centralizado de Moscú buscaba por entonces regar arrozales y campos de algodón.

Como resultado del trasvasamiento de los líquidos, el gigantesco lago de aguas saladas perdió casi por completo su volumen y desaparecieron numerosas especies animales acuáticas y subacuáticas. Las desviaciones de los ríos que lo alimentaban (hechas por política, pero sin sustentos técnicos) llevaron a una progresiva desertificación regional.

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Barco pesquero abandonado en el Mar de Aral. (Foto: Staecker)

Barco pesquero abandonado en el Mar de Aral. (Foto: Staecker)

En la actualidad, el Mar de Aral está dividido en dos partes. El sector norte, en Kazajistán, ha experimentado avances en su restauración, pero la parte sur, en Uzbekistán, luce casi irreparable. Prácticamente, ha desaparecido. Hace un siglo, con una superficie de 68.000 km² era el cuarto mayor lago de todo el planeta.

A principios de 2025, el volumen de agua en la parte norte del espejo alcanzó los 27.000 millones de metros cúbicos gracias al envío de 2.600 millones de metros cúbicos de agua del río Sir Daria en los últimos ejercicios.

El cambio en la salinidad de los líquidos ha favorecido el regreso de la vida marina de una forma sorprendente. El proyecto de recuperación continúa con el objetivo de asegurar que la biodiversidad pueda prosperar nuevamente en la región.

El aumento en la disponibilidad de agua es una muy buena noticia en un contexto de calentamiento global que amenaza vastas geografías en el Asia Central.

Uno de los indicadores más notables de las mejoras es el incremento en las capturas de peces, ya superan las 8.000 toneladas anuales.

La clave de su restauración fue la combinación de:

  • un manejo hídrico eficiente al trasvasar las aguas,
  • fuertes inversiones privadas,
  • esfuerzos de los organismos internacionales.

Parece una verdadera "hoja de ruta" a seguir por otros países que enfrentan desafíos ambientales similares.

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