País

El triste recuerdo de los "come gatos" de Rosario

Por UNO

La noticia de que en las afueras de Rosario la gente comía gatos y otros animales domésticos perturbó a los argentinos allá por 1996.

En momentos en que la era de la convertibilidad empezaba a registrar sus primeros crujidos, el grave problema de la pobreza asomaba su peor cara y la visión de los animales domésticos al asador llegó tan hondo porque rompía creencias centenarias. Una que la Argentina es el granero del mundo y que pasara lo que pasare aquí siempre habría un pedazo de tierra donde cultivar una quinta, ordeñar una vaca o criar un cordero. La otra un esquema cultural según el cual ciertas especies no son comestibles.

La primera reacción de las autoridades fue negar como en tantos otros casos la existencia del problema. El entonces intendente de Rosario Hermes Binner llegó a acusar a un canal de televisión de haber pagado a habitantes de una villa para "fabricar" en complicidad con ellos las chocantes imágenes que mostraba. Tanto Binner como su antecesor Héctor Cavallero se empeñaron entonces en salvar lo que entendían era el "honor" de Rosario ante las denuncias de lo que estaba pasando en su cinturón urbano.

Pero la realidad al fin forzó su entrada en las mentes renuentes. El despliegue informativo que siguió a las primeras imágenes del hambre en el Gran Rosario no hizo más que ampliar las primeras noticias. Con el diez por ciento de su población alojada en villas de emergencia, Rosario amplificó un problema tan grave de desemparo y miseria que  cruzó a los cordones urabanos bonaerenses, cordobés y tucumano.

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