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¡Campeón Mundial! Pascual Pérez se consagró en Tokio al destronar al nipón Yoshio Shirai. Lo llevan en andas su entrenador Felipe Segura (izq.) y un colaborador.
Pascual Pérez: el primer argentino en ganar un título mundial de boxeo
Pascual Pérez, el León Mendocino, plasmaba así el anhelo que nació con la pelea de Luis Ángel Firpo ante Jack Dempsey el 14 de septiembre de 1923. El nacido en Tupungato el 4 de mayo de 1926 ya había saltado a la consideración local y mundial al obtener como amateur la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 1948.
La pelea mundialista se comenzó a gestar luego de que el gobierno gestionara una pelea sin título en juego en el Luna Park, y allí el mendocino empató con el titular ecuménico el 24 de julio de 1954. Tres meses después se haría la pelea por el cetro en Japón.
Ese 26 de noviembre las tarjetas de los jueces fallaron así luego de los 15 rounds reglamentarios: el árbitro (en aquellos años hacía una de las tarjetas) Jack Sullivan (Estados Unidos), 146-139; Kuniharu Hayashi (Japón), 146-143; Bill Pacheco (Hawaii, Estados Unidos), 143-139.
La supremacía de Pascual Pérez sobre el ring no dejó lugar a dudas ni a localismos. El pupilo de Felipe Segura en el club Rodeo de la Cruz (hoy Deportivo Guaymallén) mandó a la lona en dos ocasiones al nipón, en el segundo y duodécimo asalto, y éste se levantó a apuro coraje y por el público que lo alentaba.
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Pascual Pérez es recibido en el aeropuerto de Buenos por el presidente Perón, su mecenas y protector.
Pascual Pérez y su cercanía con el general Perón
Las alternativas de la pelea llegaron por radio al país con el relato de Manuel Sojit: "El recuerdo del general Perón, su estímulo, su cariño por todos los deportistas fue el acicate y el pensamiento que mantuvo mi fe, aun en los momentos más difíciles de la pelea". Y cerró con un "Cumplí, mi general".
El periodista Diego Lucero destacó el logro de Pascual Pérez en una publicación del Diario La Razón, al día siguiente de la hazaña de Tokio: "Vino de su pago mendocino de Guaymallén, donde se tinta en rosa la manzana bíblica y donde se hace mosto la vid pagana. Era un muchachito esmirriado, con peso de jockey, medio perita en dulce, medio peloduro, de carita chupada y esa envoltura general humilde, que le traen los provincianos a las veredas porteñas... Por primera vez en la historia del deporte argentino, un hijo predilecto traerá a la Patria la corona de campeón profesional. Es un muchacho humilde porque así son los valientes y los buenos. Y la Patria, orgullosa de su hazaña, no encuentra para celebrar su alborozo, palabras más expresivas, hondas y bellas, que las palabras de la madre de Pascualito, dominada por esa emoción que entrevera las risas y las lágrimas, dijo, cuando se supo la noticia: ¡Gracias, hijo mío!".
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Publicación local que promocionaba la pelea del entonces campeón Yoshio Shirai y el challenger argentino Pascual Pérez.
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Pascual Pérez es uno de los tres mejores moscas de la historia mundial
Pascualito, una celebridad en la época, reinó durante seis años, en los cuales defendió con éxito su título mundial en nueve oportunidades, peleando sólo en tres de ellas en Buenos Aires (Luna Park, San Lorenzo y Boca), y el resto de visitante: tres en Japón, y una vez en Uruguay, Venezuela y Filipinas.
El tupungatino está considerado como uno de los tres más grandes boxeadores de la historia del peso mosca, junto a Miguel Canto y Jimmy Wilde. Junto a Carlos Monzón, está considerado como el mejor boxeador de la historia del boxeo argentino.
Problemas personales lo llevaron a una profunda depresión que mermó su capacidad, y resignó el título en 1960, peleando en Tailandia contra el local Pone Kingpetch, por puntos.
Debido a la caída de su protector con la Revolución Libertadora de 1955, tuvo que irse del país y pelear en el extranjero.
Pascual Pérez sufrió el olvido, el abandono. Malas inversiones lo dejaron sin fortuna, y hasta se dice que "bancó" a Juan Domingo Perón en su exilio, en una especie de devolución a quien apoyó su carrera. Terminó sus días como empleado público, apegado al alcohol. Falleció a los 50 años el 22 de enero de 1977 por una falla hepatorrenal.