Análisis y opinión

Rarezas argentinas: la vice Victoria Villarruel y la reivindicación de Isabel Perón, otra "bien nacida"

Victoria Villarruel elabora un libreto propio para diferenciarse de Javier Milei con vistas a 2027 y declaró el fin de una supuesta proscripción a Isabel Perón

"Vicepresidenta como yo y argentina bien nacida". Así definió Victoria Villarruel (49), este 17 de octubre, a María Estela Martínez de Perón (93), conocida por todos como Isabel o Isabelita. Ambas se habían reunido una semana antes en el departamento madrileño donde vive la nonagenaria viuda de Juan Domingo Perón.

Ese encuentro en Madrid, que fue un explícito intento de reivindicar políticamente a Isabel Perón, vaya uno a saber a nombre de qué, resultó algo fuera de tiempo y ajeno a cualquier sentimiento favorable en la ciudadanía. Humanamente, Isabel es digna de consideración como cualquier persona. Políticamente, no hay casi nada para rescatar en su historial.

Por el contrario hay mucho para lamentar, en particular la decisión de su esposo y líder del peronismo, de haberla llevado a un puesto dirigencial para el que no estaba preparada, y de haber impulsado la actuación de un Rasputín berreta como José López Rega, quien manejó todos los hilos del poder y sentó las bases del terrorismo de Estado con la creación de la banda paramilitar Alianza Anticomunista Argentina (Triple A).

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El encuentro de la vicepresidenta Victoria Villarruel con la ex mandataria Isabel de Perón sigue sacudiendo al peronismo.

El encuentro de la vicepresidenta Victoria Villarruel con la ex mandataria Isabel de Perón sigue sacudiendo al peronismo.

La revelación del encuentro de Victoria e Isabel coincidió con la inauguración en el Senado de la Nación de un busto de la tercera esposa de Perón y figura central de una de las etapas más terribles de la historia argentina de los ´70.

El busto le había sido obsequiado a Villarruel por el músico y militante del nacionalismo de derecha Ricardo Iorio, líder de la conocida banda de rock metálico Almafuerte, fallecido el año pasado, quien era muy amigo de la actual vicepresidenta.

"El grito estridente"

Primero como vicepresidenta electa en septiembre de 1973 y luego como mandataria nacional por la muerte de Juan Domingo Perón el 1 de julio de 1974, la influenciable Isabel ayudó con su ignorancia política a abrir las puertas del infierno, previo empedrar el camino hacia ese terrorífico averno que fue la última dictadura militar.

Repare, lector, en estas palabras de la vice Villarruel al hablar en el Senado. "Hoy se termina la proscripción de Isabel Perón impuesta por los mismos que ahora dirigen el partido político que lleva su mismo apellido, y que ha corroído las bases estructurales de nuestra gran nación, desoyendo las ideas que alimentaron la doctrina justicialista".

Respire hondo y siga leyendo: "Hoy se termina el silencio cómplice y se alza el grito estridente de lo que siempre ha debido ser: Isabel Martínez de Perón, no Isabelita, vuelve a tener la voz que nunca debieron quitarle". Son palabras textuales de nuestra actual vice.

Lo cierto es que este suceso del busto y de la reivindicación isabelista se ha convertido en una excentricidad más de esta mujer decidida e intrigante, cultora de un conservadurismo duro, y empeñada en tener vuelo y relato propio en el gobierno del libertario Milei.

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La visita de Villarruel a Isabel significa una especie de "reivindicación" de la figura de la esposa del ex presidente Juan Domingo Perón.

La visita de Villarruel a Isabel significa una especie de "reivindicación" de la figura de la esposa del ex presidente Juan Domingo Perón.

Integrante de una familia de militares, la jefa del Senado nacional nunca habla del terrorismo de Estado. Por el contrario ha reivindicado el rol de la dirigencia castrense que se alzó contra la Constitución.

De allí que suene extraño que hoy Villarruel ponga en un pedestal la figura de Isabel Perón siendo que fueron los militares los que en 1976 tiraron por el piso lo que quedaba de institucionalidad republicana y encarcelaron durante cinco años a la hoy reivindicada Isabel. La única explicación es que la actual vicepresidenta de la Nación necesita hacer pie en terrenos del peronismo de derecha para edificar un proyecto político para 2027 distinto al de Javier Milei.

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En un video institucional del Senado donde se justificó la reivindicación a Isabel, y en el que se destacó "la firmeza" de la entonces mandataria, siendo que lo que caracterizó a su gestión fue la debilidad política, se cuela cuál puede ser la admiración de Victoria por Isabel: el haber ordenado el "aniquilamiento" de los grupos guerrilleros".

Esas fotos

Las fotos del encuentro de la actual vicepresidenta e Isabel Perón en Madrid; y las de Victoria con el Papa Francisco unos días antes en el Vaticano son un festival para el ojo. Las dos mujeres sentadas en un sillón del departamento madrileño nos sugieren las de una nieta con su abuela, con manos entrelazadas mientras se miran embobadas.

Según Victoria, el kirchnerismo siempre quiso borrar de la historia a los que le generan incomodidad. Y en el caso de Isabel, no se habló más de la viuda de Perón para que no quedara en evidencia que Isabel fue la primera presidenta argentina y no Cristina como insiste la narrativa kirchnerista. "Por eso quise recordarla como vicepresidenta y presidenta", explicó Villarruel.

Al encuentro con el Papa, que fue una juntada de dos pícaros con el cuchillo bajo el poncho, la vicepresidenta llegó vestida de negro, como dicta el protocolo vaticano, pero ella le agregó un detalle que desde hace años no es obligatorio: se apareció con una enorme mantilla negra como las que usaba Pilar Franco durante la agotadora dictadura de su hermano Francisco en España.

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Dos pícaros que buscan abrevar en la fuente peronista: Jorge Bergoglio, alias Papa Francisco, y la urdidora vicepresidencial Victoria Villarruel.

Dos pícaros que buscan abrevar en la fuente peronista: Jorge Bergoglio, alias Papa Francisco, y la urdidora vicepresidencial Victoria Villarruel.

El énfasis escenográfico de Victoria fue un metalenguaje para demostrar -innecesariamente- su matriz conservadora. El porteño Jorge Bergoglio, que puede darle lecciones de peronismo a esta necesitada de afecto peroncho, la recibió con un chiste magnífico: "Yo estoy bien ¿Y usted? ¿Todavía sobrevive?" Sólo le faltó preguntarle: ¿Cómo lo aguanta a Javier Milei, ese representante del maligno dentro de la política?

El Papa argentino y la Victoria "nacional y militar" se pusieron a charlar durante una hora, tiempo inusual en las audiencias que otorga el jesuita porteño. Es que el pontífice y esta interlocutora son astutos para el toma y daca informativo. Ambos parecen haber aportado con maliciosa generosidad a esa causa.