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Diputados convirtió en ley el proyecto de boleta única de papel que no incluye el casillero voto "Lista Completa" como en Mendoza.
Otra novedad que aporta la boleta única es que en la misma papeleta estarán todos los candidatos, lo que evita principalmente el afano de boletas que era bastante común entre rivales y una trampa de fácil ejecución en el cuarto oscuro.
De mitos vive el hombre
Pura mitología pareciera ser, volviendo al tema de la lista sábana, gran parte de ese ruido. En rigor de verdad no hay una sola elección nacional en la que se haya demostrado que ese método electoral de la lista sábana terminó en un fraude.
Raúl Alfonsín debutó en 1983 con una sábana de dos plazas king size en donde entraban la fórmula de presidente y vice, senadores y diputados nacionales, candidatos a gobernador de cada provincia, legisladores provinciales, intendentes y concejales de cada pueblo del país.
El aluvión de votos que recibió Alfonsín, apoyado incluso por una parte del electorado peronista que veía más garantía de ruptura total con la dictadura genocida en él que en los candidatos del PJ, hizo que muchísimos dirigentes del interior que iban “de relleno” en listas de legisladores, concejales e intendentes terminasen ocupando esos lugares. Posiblemente haya sido la elección en la que la lista sábana (QEPD) le haya dado más frutos a quien ganó.
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Raúl Alfonsín ganó con la famosa lista sábana en 1983.
Foto: Gentileza
Era la vuelta de la democracia y todo estaba en cero. Así se puso en marcha una maquinaria electoral que –por suerte e incluso con algunos sobresaltos- no ha parado hasta hoy: en Argentina se vota cada dos años desde entonces ininterrumpidamente.
Después fueron electos con sábanas de varios hilos Carlos Menem dos veces, Fernando de la Rúa, Néstor Kirchner, Cristina Fernández dos veces, Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei: falló "el fraude peronista” en más de la mitad de las elecciones porque la configuración del armado electoral de Menem en su reelección de 1995 fue más asentada sobre la derecha neoliberal que hoy encarna Milei que sobre el peronismo que conduce Cristina.
Muestra clara de que muchas veces la impotencia del derrotado termina insuflando un fantasma que no es: nada es más argento que la paranoia y que no saber aceptar la derrota con la frente alta.
Ensalada mixta con aderezos
La ensalada de diputados que acompañó el proyecto que se convirtió en ley es de varios colores; otra que lechuga, tomate, cebolla, zanahoria, remolacha y huevo. Radicales –con especial euforia de los mendocinos promotores del modelo Mendoza-, el PRO, la Coalición Cívica, los libertarios y varios bloques pequeños votaron a favor de terminar con la boleta sábana.
El chorinplanerismo peronista, supuesto cultor del fraude, votó en bloque en contra y quizás por eso tuvo que bancarse la mofa del resto de los diputados que improvisaron cánticos burlones cancha de fútbol style y gritos desde algunas bancas onda “se les acabó el curro”.
Es notable que buena parte del espectro político argentino siga sosteniendo la idea de que el éxito del peronismo desde su existencia no tiene nada de virtuoso o que sólo se sostiene en la trampa. Quizás por eso le cuesta tanto al arco no peronista conformar armados que interpreten las necesidades del pueblo en un momento de la historia: lisa y llanamente los detractores del peronismo tienen dificultades para comprender porqué surgen, emergen y se sostienen las hegemonías políticas en un país tan diverso como el nuestro.
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Los diputados del PJ votaron en contra de la boleta única. En la foto aparecen los mendocinos Martín Aveiro, Liliana Paponet y Adolfo Bermejo.
La boleta única a lo largo y ancho del país
Mendoza no es la única provincia que utiliza el sistema de Boleta Única. Otras provincias grandes como Córdoba o Santa Fe y más chicas como Neuquén o Salta también la implementan pero el sistema aprobado por el Congreso se parece mucho más al modelo mendocino que al resto de los formatos de Boleta Única.
La diferencia introducida por la ley nacional subsana un error que pudo verse en nuestra provincia el año pasado: algunos electores marcaban con una cruz ‘voto boleta completa’ y agregaban otra cruz en alguno de los casilleros de otra categoría, obligando a la autoridad de mesa a anular el voto puesto que bajo ningún concepto quien preside la mesa puede “interpretar” lo que el elector quiso hacer.
Para remediar ese error de la ley mendocina, se eliminó el tramo ‘voto lista completa’ y el elector deberá marcar una cruz en cada una de las categorías, incluso si vota en todas las categorías a un mismo partido. Más trabajo pero también más claridad a favor del elector.
Para los partidos chicos, como para el partido del Presidente, serán de gran ayuda los fiscales de los partidos grandes que pueden garantizar fiscales en todas las mesas del país: la ley en esto es una clara victoria de Milei, quien tuvo dificultades para fiscalizar la elección en 2023. La fiscalización, más allá del sistema de votación, es una cuestión central en la custodia del voto porque al momento de contarlos, la discrecionalidad de la autoridad de mesa es total y el “cada uno cuida los suyos” es ley.
Deberán demostrar ahora los fans de la Boleta Única que el sistema que se inaugurará el año que viene a nivel nacional favorece al pueblo y no a un solo sector de la política. Ergo, si el peronismo volviese a ganar algún día, el argumento del fraude adquiere otra forma o caerá finalmente por su propio peso.
