La desinflación no es suficiente para tonificar el poder adquisitivo, ni el superávit redunda en una mejor calidad de vida.
Al término de la semana el país recibió la buena nueva de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) bajará sensiblemente los sobrecargos de la deuda que afecta a los estados emergentes.
El secretario de Finanza, Pablo Quirno, quien se ocupó de las negociaciones por los sobrecargos durante la gestión de Javier Milei, señaló que "Argentina obtiene un ahorro de 3.200 millones de dólares y una reducción de casi 30% del pago de cargos y sobrecargos en el préstamo con el FMI".
El organismo adoptó una medida largamente esperada, que había llevado al gobierno de Alberto Fernández a reclamar por ella, y que finalmente recae como beneficio durante la gestión de Javier Milei.
El presidente Javier Milei aseveró que el déficit cero no se negocia y esta semana diputados respaldaron el veto a la ley de financiamiento universitario.*
Se redondea así una de las mejores semanas para el gobierno libertario. La votación por el financiamieto universitario se inclinó a su favor, la inflación por fin perforó el piso del 4%, cayó el riesgo país, los dólares siguieron con tendencia bajista, las acciones y los bonos viven un clima favorable y el Banco Central sumó reservas.
Contrariamente, los indicadores relacionados con la estabilización de algunas variables macro del Estado, las únicas que parecen importarle al Gobierno, no reflejan la situación real de la población.
La desinflación no es suficiente para tonificar el poder adquisitivo, ni el superávit redunda en una mejor calidad de vida. Claro que a la inversa, el impacto negativo se seguiría acentuando a la corta y a la larga, en la medida que el déficit fiscal se financiara con emisión monetaria y la inflación retomara una espiral.
El problema es cómo los efectos de las medidas que persiguen los objetivos fiscales e inflacionarios dan de lleno en el corazón de los sectores vulnerables, en los jubilados, los asalariados y los monotributistas.
Javier Milei con la motosierra.jpg
En el plan económico de Milei, Mendoza perderá parte de sus recursos de la masa coparticible.
Sacrificados en el altar del superávit fiscal y financiero, amplios sectores están corriendo con el costo de la estabilización después de los desbarajustes que dejaron los gobiernos anteriores. El fin justifica los medios para el derrotero mileísta que al avanzar en sus metas no tiene contemplaciones en los daños que va causando en el camino. No importa que los esfuerzos sean desparejos, como tampoco se demuestra preocupación por el desfinanciamiento en la salud y en la educación públicas.
No hay indicios de reacción oficial si la actividad económica no repunta, si el consumo está deprimido, si sigue paralizada la obra pública y si continúa la destrucción de puestos de trabajo.
Los últimos datos del empleo señalan que en julio se perdieron otros 10.200 puestos respecto del mes anterior (SIPA).
Según el índice de salarios que estima el INDEC, entre noviembre de 2023 (Fernández-Fernández-Massa) y julio de 2024 (último dato difundido), el salario promedio se redujo en términos reales 8,1%, el público 16,9%, el privado no registrado 10,3% y el privado registrado 2,6%.
Fondos, dibujos y motosierra
El presupuesto enviado al Congreso contempla una merma en recursos a las provincias en el orden de los cinco mil millones de dólares. Mendoza perderá en ese reparto menguado 245.724 millones de pesos (Informe de la Fundación Encuentro).
Es que la Nación seguirá cobrando el impuesto a los combustibles pero se lo quedará íntegro al no repartir el fondo de subisidio al transporte. También apovechará a pleno otros impuestos, como los derechos a las exportaciones, débitos y créditos, monotributos y otros.
La responsabilidad de los servicios recaen sobre las provincias, pero el dinero queda en la Nación para su administración discrecional.
Ya comenzaron los primeros aprontes en el Congreso, donde se dará otra batalla sobre una pauta que está preparando el terreno para un 2025 electoral.
El oficialismo cuenta con una base de obsecuentes del gobierno central, tal como quedó en evidencia en la votación en contra del presupuesto para las universidades.
Quizás deba redoblar esfuerzos sacrificando algunos cambios que satisfagan a los legisladores macristas y a radicales dialoguistas, mientras tiene asegurados al puñado de libertarios con que cuenta en ambas cámaras, a los del PRO-LLA, y a los que son proclives a darles la espalda a sus representaciones provinciales.
Por otro lado, ya arrancó la puja clásica del toma y daca con los gobernadores y el pase de boletas para cobrar lo que algunos mandatarios negociaron para avalar los vetos presidenciales.
Vivir con lo nuestro
Mendoza tiene un alto entrenamiento desde el gobierno de Alberto Fernández de quedar al fondo de la tabla en lo que respecta a repartos por fuera de la coparticipación.
El gobierno mendocino, aunque no ha apoyado los vetos presidenciales, avala en términos generales la orientación económica que busca estabilizar la macro y generar previsibilidad a largo plazo.
En el marco de un buen clima de negocios, el gobernador Alfredor Cornejo apunta a atraer capitales hacia la provincia e incentivar inversiones. Muestra las cuentas públicas saneadas, una deuda sostenible, menor presión impositiva y un ambiente institucional de concordia.
Al mismo tiempo, Cornejo busca aprovechar los incentivos nacionales a las grandes inversiones. Por estos días está apurando la ratificación legislativa de la Declaración de Impacto Ambiental para 34 proyectos mineros en Malargüe.
Si bien los paquetes ingresan con moño y todo luego de un proceso de análisis donde intervinieron organismos, sectores, la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria, hubo audiencia pública, y cuenta con la aprobación de la Autoridad Ambiental Minera, el oficialismo busca asegurar el mayor consenso posible de la oposición, específicamente del peronismo sureño.
Ya sea inversión en cannabis medicinal, semillas de hortalizas, petróleo, turismo, sector audiovisual, software, tecnología de riego, franquicias varias, todo es bienvenido para alimentar la alicaída matriz productiva provincial.
Mendoza necesita despegar tanto como la Nación con la que está espejada hasta en el mismo dato de pobreza. Eso empuja a trabajar en ambos planos, tanto aunando esfuerzos en lo local, como bregando en el ámbito nacional para influir en lo que se pueda para que las medidas que se toman, entre ellas el presupuesto, sean un poco más racionales, al menos en lo que roza a nuestra provincia.
