Análisis y opinión

Fanáticos del ajuste sin límite ni prioridades

El equilibrio de las cuentas se ha convertido en una obsesión que puede convertir objetivos saludables en consecuencias irreparables para la población

El cambio de orientación económica se impuso con naturalidad producto de una decadencia nacional que generaba angustia con el modelo kirchnerista cumpliendo veinte años en el poder.

Incluso en los cuatro años en que gobernó Mauricio Macri, el kirchnerismo estuvo fuera sólo de la gestión del Ejecutivo, porque mientras tanto siguió conduciendo la mayoría de las provincias y municipios, con presencia en el Legislativo y en el Poder Judicial, al tiempo que se mantuvo replegado en organismos, universidades, medios e instituciones diversas.

La administración macrista le resultó funcional a las huestes seguidoras de Cristina para tomar envión y volver al poder formal. No obstante, su impronta cultural había pregnado todos los ámbitos de la vida nacional y, si bien ha perdido predominancia, permanece con con mayor o menor fuerza en vastos espacios políticos y de otra índole.

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Cristina, Alberto y Massa, el trío de un gobierno malogrado.

Cristina, Alberto y Massa, el trío de un gobierno malogrado.

En todo caso, el lapso del malogrado gobierno macrista, sirvió par solapar los males que legaron al país los periodos previos y para justificar el desgobierno del trío de Alberto, Cristina y Massa.

Los resultados en materia económica y el hartazgo acerca de un modelo que reinó desde 2003 en nombre de un progresismo que se fue distorsionando obturaron la continuidad del proceso protagonizado por Sergio Massa.

El discurso había sido eficaz en vilipendiar la cultura del esfuerzo y del mérito, en jerarquizar a los victimarios sobre las víctimas, y en entronizar la impunidad de la corrupción con la pretensión de encubrirla bajo el argumento de una justicia persecutoria.

Los intermediarios de una pobreza multiplicada, el empresariado prebendario, el sindicalismo oligárquico y la inflación galopante fueron parte de la degradación que terminó implosionando un largo ciclo de cuatro gobiernos que en algunos momentos había generado esperanza de inclusión, equidad y progreso con adhesiones mayoritarias.

Encontrándose en el lugar y tiempo oportunos, cuando parte de la juventud se estaba marchando del país hacia un futuro más promisorio, Javier Milei supo capitalizar la necesidad de ruptura, y lo hizo al punto de que creció con mensajes contrarios a lo que aconsejan los manuales de la demagogia. Lo que es lo mismo que confrontar en forma diametral a todos los preceptos arraigados en los ciclos kirchneristas y sus ejecutores.

Había llegado la etapa de que un temerario fuera capaz de romper con el orden establecido, de un quijote enfrentando a las castas, un equilibrador de las cuentas públicas que derrotara la inflación, un proveedor de dólares que para entonces estaban disponibles según la discreción gubernamental. Milei llegó al poder profesando el otro extremo, con la motosierra en la mano y prometiendo sangre, sudor y lágrimas.

Los que han quedado en el centro de los polos no la tienen sencilla. O terminan pegados a uno de ellos o le hacen el juego al otro, con pases de facturas internos a la orden. Es el dilema principal tanto del PRO como el de un radicalismo que está a punto de quebrarse. Y les costará emerger como opción seria, a menos que hallen a uno o más dirigentes capaces de liderar esas fuerzas, subordinando mezquindades y réditos egoístas.

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El asado de la polémica con que Milei homeajeó a los que votaron a favor del veto al aumento a los jubilados.

El asado de la polémica con que Milei homeajeó a los que votaron a favor del veto al aumento a los jubilados.

De mal en peor

A poco de andar se va comprendiendo que las mañas de la mala política se aprenden rápido.

Fiestitas en Olivos con "héroes" veletas, costos del ajuste sobre jubilados y asalariados, desmantelamiento de servicios, desprotección sanitaria, impuestos sin distribución federal, paralización de la obra pública, eliminación del financiamiento educativo, primeros casos de corrupción, y privilegios de casta intactos, por citar claros ejemplos que lesionan el mandato popular.

A algunos de estos tópicos hacía referencia el dirigente sanrafaelino Ernesto Sanz, de vasta trayectoria en el radicalismo, cuando declaró por Radio Nihuil que no le gustaría estar en los zapatos de Alfredo Cornejo por la dificultad o "incomodidad" que implica relacionarse con el Presidente.

Luego el gobernador afirmó que no es que se sienta incómodo, sino que rechaza la "mala praxis" de Milei cuando mete a todos en la misma bolsa.

En lo que al equilibrio fiscal respecta, el principio fundamental de la gestión mileísta que se refleja en el diseño de presupuesto 2025, tanto Cornejo como sus colaboradores del área financiera se encargan de remarcar que el orden de las cuentas públicas ha caracterizado a los últimos gobiernos radicales.

No sólo han sido ejercicios superavitarios, sino que también achicaron en 43 por ciento la deuda en dólares de la Provincia desde 2014, tal como lo refleja el informe del CEM (Centro de Empresarios de Mendoza).

Es la línea que ha inspirado al gobierno mendocino, que ha cerrado organismos, suprimirá el EPAS, bajará gastos en la lucha antigranizo y continuará auscultando dónde disminuir erogaciones, a la par de atenuar la presión impositiva.

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El Papa le reclamó a Javier Milei por las políticas sociales.

El Papa le reclamó a Javier Milei por las políticas sociales.

El hachazo que pretende Milei en los gastos de las provincias no tendría que aplicarse en la misma magnitud en todos los estados locales. Tampoco debe perder de vista que sobre las gestiones provinciales recaen los principales servicios, mientras retiene tranferencias de fondos de asignación específica, como el de transporte. Lo mismo con las obras públicas que la Nación ha paralizado.

La primera radiografía del presupuesto, que se monta sobre el mentado déficit cero, es al mismo tiempo un muestrario de prioridades absurdas para lograr la meta deseada. Véase por caso el incremento exponencial previsto para la SIDE y el recorte de recursos en la inversión educativa.

Los ejemplos dan la medida del trabajo que tendrá la oposición dialoguista para sostener un presupuesto que debería cumplir con el equilibrio fiscal y, a la vez, cambiar el orden de prioridades para no desmantelar las funciones esenciales del Estado. Todo sin que el mayor esfuerzo siga recayendo sobre los más vulnerables.

El frente de los vencimientos de deuda traen la novedad, aunque previsible, de nuevas negociaciones con el FMI con el propósito de refinanciar vencimientos de 2025, sumar reservas y equilibrar el balance del Banco Central.

La mayoría del esfuerzo que llevan de suyo los ajustes también tiene como destino el pago de intereses de la deuda, pero Milei dice que "la mejor política social es el equilibrio fiscal". Se ve que la vuelta es muy larga para que los beneficios terminen en el grueso de la población a través de la estabilidad económica y la desinflación, por más que aumenten el gasto en ayuda social para el año electoral que se avecina. Es el blanco al que ha vuelto a apuntar el Papa Francisco, y si las balas no terminan de entrarle a Milei es por lo que tiene en la vereda de enfrente, y por los Grabois que flanquean a menudo a Jorge Bergoglio.

Sin embargo, quizás el Presidente esté tomando nota de las encuestas que acusan el goteo permanente que está sufriendo su credibilidad, estrechamente atada a la situación económica y social.

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