Mendoza Expuesta

El sufrimiento de niños, familias y pediatras por una crisis que tiende a agravarse

No hay suficientes pediatras en Mendoza. Además, están mal distribuidos. Qué se está haciendo para revertirlo. Historias. La nueva ley de residencias

La escena resulta pretecnológica. Pediatras, se necesitan. El viernes a las 21.40 y con el invierno mordiendo fuerte, un grupo de madres se apiñaba alrededor de otra que las listaba en un cuaderno, sobre uno de los ingresos del Hospital Notti. La fila improvisada era para conseguir uno de los 300 turnos disponibles de neurología pediátrica para sus hijos.

El acampe, le cuentan estas mujeres al periodista de Canal 7 Julián Chabert, se repite cada tres meses. La madre que anota, abrigada con una campera que apenas le atajaría el frío y arropada con una larga bufanda blanca, dice que está en la entrada principal del Notti desde las 4.30 de la mañana. Cuando abran las puertas del hospital para darles el turno, habrá cumplido allí un día entero. Igual que algunos de los pediatras cuando les toca cumplir una guardia. Este es el registro de lo ocurrido:

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Las autoridades del Notti dicen que semejante espera no es necesaria, que a partir de las 6 del sábado les darán los turnos. Las mujeres, acostumbradas a lidiar con el sistema de Salud por años, descreen. “Hemos venido muchas veces… acá la fila dobla la cuadra entera por la vereda hasta la parada del colectivo” grafica una de ellas y señala hacia la calle Bandera de los Andes. Ya son 186 las madres y algunos padres anotados para buscar el turno al día siguiente. Un móvil de Canal 7 verificaría el proceso a las 6 del sábado. En los posteos que comentan el suceso, una mujer de 32 años dice que este “acampe” ocurre desde que ella era una niña y su madre la llevaba al hospital público. Sin embargo, el sábado a las 10.15 de la mañana aún sobraban cien turnos de neurología infantil para otorgar. La espera de un día no era necesaria.

La neurología pediátrica es sólo una de las especialidades de medicina infantil que se atienden en el Notti. Estas madres esperarán horas enteras, hasta un día de acampe poco útil, para que les den el turno para las semanas o meses siguientes. Pero si fuesen a la medicina privada, sin obra social ni cobertura prepaga, conseguirían atención para esa misma tarde por 61.000 pesos la consulta de “una hora” le aclarará una secretaria. Si en vez de neurólogo lo que necesita para su hijo es un pediatra “a secas”, pagará 19.000 pesos (aumentaron la semana pasada) y algo más si va a una guardia privada “a demanda”.

¿Faltan pediatras?

Esta nota es parte del trabajo “Mendoza Expuesta”, una iniciativa de investigación periodística y periodismo de datos del Grupo América Interior. Nos proponemos responder interrogantes sobre temas que afectan a la sociedad de Mendoza. El primer capítulo fue sobre el estado de la Ruta 7.

Ahora, la idea es develar por qué todos decimos que no hay pediatras o por qué se demoran turnos y atención. ¿Por qué cuesta conseguir pediatras para trabajar en el sistema público de Mendoza? ¿Qué pasa en clínicas, consultorios y hospitales privados? ¿Hay menos médicos que quieran ser pediatras? ¿Hay una crisis de pediatría en el país, en la provincia? ¿Y en el mundo? ¿Por qué los pediatras ganan menos que otros médicos? ¿Los suplen con médicos de familia? ¿Es un mito irse a ganar en dólares a Chile o España? ¿Cuánto les paga San Luis a los médicos mendocinos que van a esa provincia? ¿Qué dicen el gobierno, los formadores de médicos, los propios pediatras? ¿Son suficientes o insuficientes los pediatras que hay en Mendoza?

Los números de la pediatría

Para mensurar el problema es imprescindible recurrir a los números. En Mendoza hay 950 pediatras por todo concepto. Se trata de profesionales que están matriculados, activos, y que cobran prestaciones por el servicio que brindan. No es un número homogéneo ni sencillo de obtener. Difiere de los que manejan organizaciones de médicos, gremios, educadores. Pero es la cantidad que admiten en el Ministerio de Salud de la Provincia. De esos 950, hay 350 que son especialistas, como los neurólogos infantiles por los que las madres hacen un día entero de fila sólo para conseguir uno de los 300 turnos disponibles. A los 600 restantes hay que descontarles otros 100 profesionales que hacen tareas de gestión sanitaria y hospitalaria y aún administrativa en el sistema público de Salud, y también en el privado. Quedan 500 pediatras para cerca de medio millón de chicos de 0 a 14 años que pueden necesitar atención médica en la provincia. Otros cien mil niños completarán la población de hasta 17 años, de acuerdo al último censo. ¿Los pediatras disponibles son suficientes?

Hay un ratio internacional de un pediatra cada 800 a 1.000 niños. En España hay una lucha a brazo partido porque el 25 % de los pediatras atiende a más de mil niños. En Mendoza la cantidad de pediatras luce ajustada, y hay otros aspectos que deben tenerse en cuenta, como el pago. Días atrás, buscaban un pediatra para cubrir un turno de cuatro horas diarias en el sistema público de Salud, por $319.200.

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Aún con estos números, hemos visto que la gente acampa para conseguir un turno en la medicina pública (donde además de revisarles el niño o niña, se llevarán el remedio) o se los dan para la semana siguiente, como veremos en las emisiones de este trabajo en el Noticiero Central de Canal 7 lunes y martes por la noche.

En Mendoza, los pediatras parecen estar mal distribuidos. 143 están en el Hospital Notti, pero el Gobierno admite falta de pediatras en Malargüe, La Paz, Santa Rosa, Lavalle, el Valle de Uco en general, y en la periferia del Gran Mendoza. ¿Qué dice el ministro de Salud de la Provincia, Rodolfo Montero? “Hay insuficientes pediatras, menos de los que nos gustaría… pero no hay una crisis de la pediatría… Si bien Mendoza tiene una cantidad relativamente suficiente de profesionales para atender a la población objetiva de 0 a 14 años, la tendencia es a que cada vez vamos a contar con menos médicos de la especialidad. Tenemos que trabajar para revertirlo” dice el funcionario ante la consulta para este trabajo. Hay más: 96 pediatras de Mendoza estarán en condiciones de jubilarse en los próximos 12 años.

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Ministro de Salud de Mendoza, Rodolfo Montero.

Ministro de Salud de Mendoza, Rodolfo Montero.

El problema de la pediatría tiende a agravarse porque ya venía en baja la cantidad de médicos que se anotan en las residencias. La formación de un médico pediatra es así: estudian medicina general seis años. Con el título en la mano, deben aplicar mediante un examen a las residencias de cuatro años para hacer una especialidad, por ejemplo pediatría, y cursar otros tres años si quieren agregar alguna especificidad como neurología pediátrica.

Hace diez años se anotaban todos los aspirantes, unos cuarenta, a las becas de pediatría que daban el Ministerio de Salud de la Provincia, el de la Nación, y clínicas y hospitales privados. El año pasado sólo 13 médicos ingresaron a la especialidad de pediatría, entre los 300 médicos que egresan cada año de todas las facultades de medicina de Mendoza, de tres universidades: Universidad Nacional de Cuyo, Universidad del Aconcagua y Universidad de Mendoza. Este año la matrícula de aspirantes a las residencias mejoró sensiblemente con 22 anotados para 37 lugares, por los cambios que supuso la nueva ley de residencias sancionada este año y que se apoya en dos pilares: becas más altas en dinero, y menos tiempo.

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Un padre y su hijo ingresan al Hospital Carrillo, en Las Heras.

Un padre y su hijo ingresan al Hospital Carrillo, en Las Heras.

“Las carreras de seis años y cuatro de residencias ya no van más…” dicen en el Gobierno. Este pensamiento es más o menos compartido por los educadores, pero cambiar un sistema educativo es como mover un elefante empacado empujando con un dedo. “Empezamos trabajando en esto decanos de muchas facultades públicas y privadas del país y quedamos sólo cinco” dice con resignación Roberto Miatello, decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo. Este martes, los aspirantes rinden el examen único nacional como indica la legislación. El ciclo de residencias arranca en septiembre. Sólo clínica general tiene más lugares (becas) disponibles que pediatría.

El residente, un “colimba” de la medicina

Durante muchos años, los hospitales se mantuvieron funcionando con la fuerza bruta de los residentes. Ser residente ha supuesto históricamente atravesar cuatro años de sacrificios extremos. Guardias larguísimas, a veces sin siquiera tiempo para ir a un baño o alimentarse, becas bajas, y poner el cuerpo a situaciones muy complejas sobre todo en pediatría, lidiando con padres y madres muy impacientes. Algunos, incluso, violentos.

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Médica Gisela Dibiagi.

Médica Gisela Dibiagi.

La médica pediatra Gisela Dibiagi “se salió” del sistema para emprender su propio camino. Pero cuenta su experiencia como residente. “En esos cuatro años no sé qué pasó en mi vida, en el mundo, con mis amigos… no me acordé de nada… de los cumpleaños, de nada… entraba un día a las siete de la mañana y salía al otro día a las cinco de la tarde”.

Ser residente es como la “colimba” de la medicina, pero dura cuatro años, en vez del antiguo Servicio Militar Obligatorio que duraba sólo uno.

Hasta hace poco más de la mitad de los médicos no elegían una especialidad y se abrazaban a las guardias, servicios de emergencia, o a cualquier trabajo que sumara un ingreso sin necesidad de hacer la residencia. Otros decidieron emigrar, por los sueldos bajos y el estrés profesional. Este último aspecto parece que en pediatría es extremo. Ahora, con la nueva ley, creció el interés de los médicos por especializarse y habrá más residentes.

La nueva ley

Entre el paquete de 26 leyes de Salud que mandó el gobernador Alfredo Cornejo a la Legislatura este año, está la ley de residencias. Ya se anotaron 515 médicos para rendir este martes en especialidades diversas para 290 becas de las que 200 paga la provincia, el resto las solventan Nación y los privados. Pero sólo 22 médicos decidieron ser pediatras para 37 lugares.

¿Qué ventaja supondrá hacer la residencia con la nueva ley? Entre otras, podríamos anotar:

- Los privados, que venían pagando becas más baratas que el Gobierno y recibían críticas por la calidad formativa, van a tener que pagar lo mismo que el Estado y usar los mismos programas.

- No habrá límite de edad para empezar la residencia.

- Habrá residencias “articuladas” con la práctica profesional de la universidad. Quiere decir que implementarán módulos o conocimientos “por objetivos” que se podrán aprobar y pasar al siguiente. Y ganar tiempo.

- Habrá residencias “críticas” que podrán recibir un estímulo económico y llegar a sueldos iniciales de más de 800.000 pesos (hoy la beca es de menos de 400.000 pesos).

- Se modifican los programas. El sistema de formación será basado en habilidades, lo que va a acortar algunas de las residencias.

- Permitirán a los profesionales realizar más de una especialización de primer nivel, que son las que no requieren postgrado para empezar. Eso también gana tiempo.

- Elimina restricciones referidas a dedicación exclusiva a fin de permitirles a los profesionales que además de ser residentes, tengan un trabajo.

- Elimina sanciones disciplinarias por renuncias.

- Se crean vínculos con las facultades de ciencias médicas a fin de generar carreras de postgrado en las especialidades troncales. Serán residencias de carácter universitario.

- Los municipios podrán ofrecer condiciones de alojamiento y comida a residentes que vivan alejados de sus lugares de residencia médica.

El pediatra que emigra

El modelo “estándar” del pediatra que está en “el sistema” y que no tiene consultorio propio, es el de un profesional agotado, desbordado, con pluriempleo, que gana poco, y que al menos una vez desde que ejerce pensó en irse a Chile, España, Alemania, San Luis, o a algún otro lugar de la Argentina. La lista de destinos favoritos de doctores en formación la recita casi de memoria el médico y oncólogo pediatra, profesor en la UNCuyo y director académico del Hospital Universitario Gonzalo Nalda, consultado para este informe.

Muchos estudiantes meditan emigrar incluso mientras están estudiando. Uno de los médicos docentes de la Facultad de Ciencias Médicas que trabaja con alumnos de primer y segundo año contó -para este trabajo- que ninguno de sus estudiantes piensa en ser pediatra, y que todos aspiran a seguir sus carreras fuera del país.

¿Qué opinan los doctores y doctoras?

Uno de los médicos mendocinos que trabaja en Chile pero vive en Mendoza contó algo de ese mundo. Es pediatra desde 2016. Hizo una rotación como residente en el país trasandino. “Me gustó el trabajo y el clima laboral” dice.

Los médicos recibidos desde el año 2000 que quieran trabajar en Chile deben hacer trámites de homologación (hay un acuerdo bilateral), que aplica a quienes se reciben en universidades con títulos reconocidos por la Coneau (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria). Los trámites comienzan online, luego hay que tramitar una visa de trabajo de 300 dólares y pasar un examen teórico y práctico que cuesta otros 500 dólares. Este pediatra que dio su testimonio a condición de proteger su identidad, trabaja 15 días en dos ciudades de Chile, en el sector público y privado; y descansa otras dos semanas en Mendoza. Un profesional en estas condiciones podría ganar alrededor de 5.000 dólares por mes. Que en esta provincia puede parecer un gran sueldo, pero no lo es en el país vecino. Por eso decidió mantener su vida aquí. En Chile, la guardia se paga hasta 800 dólares. Un médico pediatra mendocino que termina la residencia e ingresa en el sistema público, estaría arrancando en los $490.000. "No son buenos sueldos" reconocen en el gobierno, en un país que se ha ido empobreciendo.

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Una mujer lee a viva voz los nombres de otras madres, para ordenarse en la puerta del Hospital Notti, el sábado 29 de junio cerca de las 6 de la mañana.

Una mujer lee a viva voz los nombres de otras madres, para ordenarse en la puerta del Hospital Notti, el sábado 29 de junio cerca de las 6 de la mañana.

San Luis es otra de las “mecas”. Pero la realidad no sería tan ventajosa como podría suponerse. Un funcionario del área de Salud de la provincia puntana cuenta que sólo tres pediatras mendocinos van a San Luis una vez por semana, y ganan alrededor de 2.000 por mes. Allá los médicos arrancan con sueldos de alrededor de un millón de pesos, pero este último año casi no han tenido actualizaciones por inflación y además hay bloqueo de título porque son muy pocos los profesionales puntanos disponibles. Nacen 6.000 niños al año y sólo egresan 3 o 4 pediatras en el mismo período. “La realidad con los médicos de Mendoza que están viniendo acá, es que están siendo contratados en forma tercerizada, sin bloqueo de matrícula y vienen pocos días a trabajar…” dice. También hay un fenómeno inverso. Médicos de San Luis vienen a hacer guardias a Mendoza (aquí no tienen bloqueado su título) para engrosar sueldos que les han quedado atrasados con la inflación.

Algunos médicos pediatras, formadores, y el ministro de Salud Rodolfo Montero fueron entrevistados para este trabajo. Lo que sigue, son sus frases principales.

Estefanía Rinaudo (pediatra): “Hoy en día los médicos tenemos que tener más de dos o tres trabajos”. “Yo hice guardias hasta hace muy poco. Lo más seguro es que esos médicos lleguen sin desayunar, que no puedan tomar agua, o ir a un baño”. “No te desconectás nunca, no podés… porque ese también es el rol del pediatra, acompañar a la familia”.

Gonzalo Nalda (médico pediatra, oncólogo, educador): “La tarea del residente está relacionada a cierto sacrificio… De sobrecarga”.

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Médico oncólogo pediatra Gonzalo Nalda.

Médico oncólogo pediatra Gonzalo Nalda.

Paula Cialone (médica pediatra): “Los médicos no eligen residencias porque dicen que no van a dejar cuatro años de su vida por dos pesos con cincuenta…”

Ricardo Diumenjo (médico pediatra): “El deterioro económico de la profesión ha sido determinante. Tengo amigos mayores, 15 o 18 años, que cuentan que antes, sin obras sociales, un médico podía tener un buen pasar, comprar un auto, una casa, una finca… Hoy estamos lejísimos de eso… ¿Irme del país? Alguna vez lo he pensado. Tengo amigos en España que les ha ido muy bien… tengo un amigo en Chile que le va mucho mejor de lo que le iba acá”.

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Médico Pediatra Ricardo Diumenjo.

Médico Pediatra Ricardo Diumenjo.

Pablo Melonari (Sociedad Argentina de Pediatría, filial Mendoza): “El sueldo promedio de un pediatra que está empezando su carrera es de 300.000 pesos”.

Roberto Miatello (Decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo): “...hemos empezado a trabajar para que en los programas haya más horas de pediatría, y de ese modo acercarnos a la realidad…”

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Roberto Miatello, decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo.

Roberto Miatello, decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCuyo.

Rodolfo Montero (Ministro de Salud): “La realidad económica de la Argentina es muy difícil para los médicos, y para las otras profesiones. Los médicos no son los únicos que se van… Es nuestra responsabilidad trabajar para revertirlo”.

Conclusiones

Estamos cerca de la cantidad de pediatras que se requieren, pero son aún insuficientes. La nueva ley de residencias va a mejorar la cantidad de pediatras, pero es muy difícil competir con la tentación de trabajar enseguida sin especializarse, continuar la carrera afuera, o buscar guardias pagaderas en dólares en Chile. Aquí, en Mendoza y en el país, los pediatras que están “en el sistema” público o privado en general ganan poco y trabajan mucho. Además, “facturan” menos estudios y prácticas que sus colegas de otras especialidades aún las relacionadas a la pediatría, como neurología o neumonología.

¿Cómo se revierte esta tendencia en una especialidad crítica? Con carreras más cortas y mejores programas, con residencias de menos tiempo y mejor remuneradas, con sueldos mejores, con incentivos para tomar la especialización de pediatría. Ya no es posible que alguien decida ser pediatra e invertir diez años de su vida en su formación, con escaso horizonte de desarrollo personal, económico y profesional. A nadie que estudia diez años más subespecialidades y postgrados, la sociedad le pide tal sacrificio.

Entre tanto, hay pediatras. Pero son insuficientes y no alcanzan para todos. Tampoco los centros de atención. Son un puñado, y varios de los privados han reducido o eliminado sus guardias pediátricas.

Nota del autor. Este informe forma parte de la investigación “Pediatras urgente, por favor” que hemos realizado para los medios del Grupo América Interior en el marco de la iniciativa “Mendoza Expuesta”, con la producción periodística de Agustina Fiadino. Este lunes y el martes, la edición realizada para Canal 7 será emitida en el Noticiero Central. El mismo martes el trabajo será presentado en Radio Nihuil.

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