Análisis y opinión

Las 13 zonas de la muerte en la Ruta 7, cinco años de desidia y una nueva promesa

El gobierno nacional promete licitar el año que viene mejoras en la Ruta 7. La imprudencia en alta montaña. Los camioneros. Los tours de compras.

Víctor Aguilar (42) era chofer de camión de la firma maipucina Transporte Betina Caponi. Venía desde Chile por la Ruta 7 el último sábado 7 de este mes a la mañana. Cerca de las 07:10 entró a demasiada velocidad al Túnel 8, conduciendo una pesada mole de 40 toneladas, a unos 18 kilómetros de Uspallata en dirección a Potrerillos y presumiblemente por fuera de la doble raya amarilla que prohíbe cruzarse de carril. Venía pasando camiones de modo ilegal, según testigos.

Lo que pasó después ocurrió en fracciones de segundo.

Entre los túneles 7 y 8 de la R7 hay una curva y poca distancia. A esa hora de la mañana el sol pega desde el Este. Por eso, al salir de cualquier túnel en dirección a Mendoza, la luz repentina puede resultar cegadora. Aguilar fue perdiendo el control del camión a medida que intentaba enderezar la marcha, saliendo del Túnel 8. Pero pocos metros antes de la boca del Túnel 7 volcó y estampó el Scania contra la montaña, el asfalto, y sobre un Peugeot 207 que se topó de frente en el que viajaban a Chile un matrimonio y sus tres hijos varones, oriundos de San Juan. Tras el estruendo, ambos vehículos quedaron destrozados en una masa informe de acero, gritos y desesperación.

El chofer murió instantáneamente por el impacto. Perdió la mitad de la masa encefálica en el choque, antes de que el camión se detuviera sobre la humanidad de la familia de San Juan. Los viajeros del Peugeot se salvaron por milagro, bajo la montaña de hierros retorcidos, tierra y humo. “Lo vimos de frente y ya venía en dos ruedas… no pudimos hacer nada… frenar y esperar el golpe… Cuando escuché llorar a mis hijos recuperé el alma” dijo a Canal 7 - quebrada- Johana Díaz, madre de los tres niños varones que iban detrás. Su esposo -conductor- también estaba a salvo. Todos resultaron con heridas. El testimonio en vivo de la mujer hiela la sangre. Un metro más, y la tragedia habría sido mayúscula.

El matrimonio sanjuanino y sus tres chicos nacieron de nuevo el sábado 7 de diciembre a las 07:10 de la mañana en uno de los parajes que mayores precauciones y pericia requiere al conducir sobre la Ruta 7.

La remoción del camión tardó casi 60 horas y fue una especie de “show del chiste” con grúas que iban y venían, y discusiones entre funcionarios, policías, gendarmes, los propietarios de la empresa transportista; hasta que pudieron sacarlo de la Ruta 7 y colocarlo en un depósito. En el medio hubo una conversación muy destemplada entre la ministra de Seguridad de la Provincia Mercedes Rus, y un representante de la transportista dueña del camión. “Las grúas privadas venían a paso de hombre, paraban a cada rato, parecía una broma… con la ruta bloqueada… mucha tensión en los retenes… La verdad, era preferible pedirle ayuda a Pedro Picapiedras” contó una fuente que vio todo. El mismo sábado por la mañana, el equipamiento pobre de una Vialidad Nacional desmantelada por años de desidia, no fue suficiente para mover el camión siniestrado. Así, hasta que lograron llevárselo.

Por esta tragedia hay una causa penal que irá pronto al archivo, porque el que ocasionó el incidente está muerto. El expediente lo inició el fiscal Lauro Monticone y lo seguirá Fernando Giunta. De momento, sólo está claro el manejo imprudente del chofer del camión. Aún no están disponibles los resultados de los análisis para saber si estaba afectado por drogas o alcohol.

En medio de esta conmoción, una mujer chilena mordió la banquina camino a Mendoza y terminó con las cuatro ruedas apuntando al cielo. Sólo sufrió heridas leves, por suerte. Dicen que se distrajo por el celular.

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El rescate de la mujer chilena accidentada. Fue el miércoles de la semana pasada.

El rescate de la mujer chilena accidentada. Fue el miércoles de la semana pasada.

Cinco muertes en once días en alta montaña

El vuelco de este camión generó repercusiones muy fuertes por la tragedia en sí, por el milagro de la familia que se salvó de morir aplastada, por lo prolongado del corte de la Ruta 7, y porque el gobierno de Mendoza usó sus contactos para inducir al gobierno nacional a que hagan alguna cosa con el corredor internacional. Que como todos sabemos, está explotado.

El incidente con el camión en la zona de los túneles produjo el quinto muerto en sólo once días, por vuelcos de camiones en alta montaña. Tres de los fallecidos eran mendocinos, víctimas de un mismo accidente del lado chileno, sobre la Ruta 60. También hubo un camionero involucrado. Además hubo otros dos accidentes con heridos, algunos graves, y dos vuelcos más de camiones en otras rutas de Mendoza. Agua de las Avispas es un juntadero de desgracias. El jueves 5 de este mes, otro camionero de Junín perdió el control de la nave, volcó, y sufrió heridas muy graves.

Ayer sábado, otro camión argentino de la empresa Transol que presta servicio a petroleras y tiene una de sus bases en Mendoza, volcó en la curva 4 de Los Caracoles, del lado chileno. El paso quedó interrumpido.

La imprudencia manda, pero también el mal estado de la ruta. En mayo de este año, a través de la iniciativa “Mendoza Expuesta” del Grupo América publicamos el informe “Ruta 7: 310 pozos, 34 kilómetros detonados, y dos millones de vidas al año en riesgo”. La ruta está peor que entonces, y sólo esta semana y después de este accidente, aparecieron algunas señales de que podrían licitarse mejoras el año que viene. Así lo dijo el ministro de gobierno e Infraestructura de la provincia Natalio Mema, y lo reafirmó el de Producción Rodolfo Vargas Arizu. A Mema se lo dijeron el martes último el secretario de transporte de la Nación, Franco Mogetta, y el Administrador de Vialidad Nacional Marcelo Campoy. El jueves fueron Vargas Arizu y Mercedes Rus quienes escucharon la misma versión de parte de Lisandro Catalán, el funcionario que es la mano derecha del ministro Jefe de Gabinete, Guillermo Francos.

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El Túnel Caracoles, tal cual estaba en mayo de este año, cuando el Grupo América produjo

El Túnel Caracoles, tal cual estaba en mayo de este año, cuando el Grupo América produjo "Mendoza Expuesta".

Lo que ha ocurrido es que el gobierno nacional va a “priorizar” la Ruta 7, y así se lo han transmitido a los funcionarios mendocinos. Fue Vargas Arizu quien informó el jueves que habrá una “licitación integral” nacional presumiblemente en febrero, reafirmando lo que ya había dicho Natalio Mema, aunque en este caso con menos énfasis tal vez producto de la duda. “Y si no, que nos dejen entrar a nosotros” dijo el ministro de Producción al regresar de Buenos Aires.

La idea del gobierno nacional sería licitar una suerte de plan integral de reparaciones sobre la R7, asegurar un repago a través de peaje, e incluso privatizar la Aduana, según lo que adelantó Vargas Arizu.

De todos modos, por ahora esto sólo reviste la categoría de “comunicación”. No alcanza siquiera a ser un anuncio, ya que no hay precisiones respecto de cómo se va a encarar semejante conjunto de obras. Sí se sabe que para diseñar una licitación internacional habrá un “comité” al que Mendoza pidió ingresar, en el que estarán todos los organismos públicos y privados que tienen actividad comercial o tareas de control en la R7. Esa licitación sería en febrero. ¿Es posible? Difícil. Cada tramo de la Ruta 7 tiene una problemática y hasta un suelo diferente. Por eso hay que recalcular y rehacer los proyectos paralizados en la zona de Agua de las Avispas, y la refuncionalización fallida del segundo túnel Caracoles. Esto, para empezar. Además hay que reparar los 25 puentes desde el cruce con la 40 al paso internacional, generar nuevas trazas en zonas peligrosas, agregar una tercera vía en subidas sobre ambas manos para carga pesada, y reparar la carpeta asfáltica.

Las zonas de la muerte de la Ruta 7

La Ruta 7 tiene 13 “zonas de la muerte” donde ocurren la mayoría de los accidentes fatales o con heridos graves: El cruce con Cobos, Agua de las Avispas, Aguas del Pizarro, el cruce con Potrerillos, la zona de los túneles, el arroyo Cortaderas, Picheuta, Polvaredas, Punta de Vacas, Curva de Guido, Curva del Tiempo, Curva de los soldados, y la Quebrada del 60. Pero en los últimos cinco años Vialidad Nacional no puso un solo peso en la ruta 7 más allá del operativo “Invierno”. Esto abarca el primer año de Javier Milei y los cuatro de Alberto Fernández. Antes, se licitaron o iniciaron algunas obras que tampoco avanzaron, tal como contamos en aquel informe sobre “La Ruta de la Vergüenza”.

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Entre 2013 y 2023 hubo 487 accidentes en la Ruta 7, desde el cruce con la R40 hasta el límite con Chile. De estos, 197 fueron en alta montaña. Este año y de acuerdo a cifras extraoficiales que manejan en Seguridad, hubo 92 accidentes más en la misma zona. La mitad exacta fueron con lesionados. Además hubo siete fallecidos, cuatro de ellos, en incidentes en los que estuvieron involucrados camiones. Eso es el doble que en 2023.

La siniestralidad total en la Ruta 7 es menor al año pasado, pero mucho más alta que diez años atrás. ¿Qué cambió? La ruta es la misma, en peor estado, pero la imprudencia ha sido la causa de la mayoría de las tragedias y de los incidentes con heridos. Lógicamente, el aumento permanente del tránsito en una ruta destrozada, incrementa el riesgo de sufrir un accidente grave. La gente maneja cada vez peor. La falta más común y causante de numerosas muertes es el sobrepaso por doble raya amarilla. Cuando viene alguien de frente y no se ve, la tragedia es inevitable. Estos sobrepasos suelen verse incluso en zonas de curvas. En la última semana, varios conductores fueron multados por este tipo de maniobras, cuando otros automovilistas los denunciaron. Hubo varios casos.

Camioneros en la mira

Los camioneros están en la mira. Cinco muertos en 11 días ponen nervioso a cualquiera. Todos en la Ruta 7 o inmediatamente del lado chileno, y por vuelcos de camiones. Los dueños de las transportistas nucleados en Aprocam se reunieron la semana pasada con la ministra de Seguridad Mercedes Rus. Pidieron una cantidad de controles sobre la seguridad vial -alcoholemia, exceso de velocidad, sobrepasos imprudentes- que para la policía local signficarían una logística inabordable. Sí hubo el compromiso de más control, de empujar obras, y de aumentar la señalética en zonas de montaña en las que prácticamente hay que adivinar cómo sigue el camino. Rus, Mema y Vargas Arizu se encargaron de las conversaciones ante los funcionarios nacionales.

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Un camión pasa por el asfalto ondulado de Polvaredas, en la curva donde ya hubo numerosos vuelcos.

Un camión pasa por el asfalto ondulado de Polvaredas, en la curva donde ya hubo numerosos vuelcos.

En la reunión con los camioneros, la ministra preguntó qué medidas de seguridad, control y sanción se adoptan con los camioneros para controlar cómo manejan, la velocidad a la que van, o si cometen infracciones o maniobras imprudentes. Y parece que tal cosa en el transporte de cargas no sería muy habitual. Los empresarios les contaron a los funcionarios que cuando sancionan a algún camionero, empiezan los problemas, tales como la intromisión de los sindicatos, o inspecciones bravas de la Subsecretaría de Trabajo. Como sea, lo deben solucionar. Son los empresarios quienes deben monitorear el buen comportamiento vial de sus trabajadores. Esta semana y luego de la tragedia en los túneles, un camión fue filmado pasando en doble raya amarilla. Lo detuvieron más tarde y lo sancionaron. El video es del jueves a las 10:10 de la mañana y el acta fue labrada por la Guardia Urbana Municipal de Las Heras.

Ahora, pese al grado de alarma, las quejas, la congestión y los accidentes, la Ruta 7 fue calificada como de riesgo “medio y bajo” por el informe de una empresa -Cesvi- que trabaja para aseguradoras, citada en un informe del diario porteño La Nación publicado el jueves último.

Turismo y tour de compras

En el sector turístico hay preocupación por la Ruta 7. No sólo por las cuestiones de seguridad vial, sino por el funcionamiento en sí del paso internacional. “Tememos un colapso total de la frontera” adelantaron funcionarios del área. Esto es por los numerosos tours de compras que ni siquiera salen de la Terminal de Ómnibus y algunos no son controlados por la CNRT, la Comisión Nacional Reguladora de Transporte que a decir de fuentes oficiales “no existe”. A estos tours hay que agregar la temporada alta de vacaciones, fines de semana largos, fiestas de fin de año, y la cantidad enorme de mendocinos que cruzan a Chile porque les convienen los precios de casi todo.

El gobierno de Mendoza le ha pedido a los funcionarios nacionales que estudien la manera de descomprimir el tránsito en el paso. No hay muchas ideas posibles en danza. Una de las que se estaría barajando es bien polémica pero resultaría útil, sobre todo al comercio mendocino que sufre la competencia trasandina: desviar los tours de compras a otro paso. “Acá, vienen colectivos también de Neuquén y Río Negro, San Juan, San Luis… Buenos Aires… no sólo los locales compran en Chile” dijo un informante masticando la idea.

De momento, lo que hay es mucha tensión, organismos como Vialidad Nacional desmantelados por años de mal funcionamiento e inacción, y con escasa capacidad de maniobra; y la idea de arreglar la ruta, cobrar peaje, y descomprimir el tránsito. Todo eso llevará años.

Ahora, todo esto será inútil si seguimos manejando como salvajes, devorando la ruta cual Franco Colapinto en un circuito de Fórmula 1. Dos millones de personas al año se mueven sobre la Ruta 7.

Las rutas argentinas producen la mitad de los fallecidos en accidentes, de acuerdo al Observatorio Vial que depende de la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Son seis muertos por día. El último informe data de 2023 y se conoció hace dos meses. Mendoza es la undécima provincia en siniestralidad y muertes. El Gobierno local registró156 fallecidos en incidentes viales diversos el año pasado, a través del Observatorio Provincial de Seguridad Vial. Una persona muerta cada 54 horas.

En ese universo, la Ruta 7 es especial. Independientemente del estado del camino, conducir en alta montaña requiere de mucha precaución y de apegarse a las normas de tránsito. De otro modo seguiremos lamentándonos y enterrando muertos.