Su crianza recayó en su abuela, a quien él llamaba “Mamaw”, y cuyas enseñanzas moldearon la persona y el político que es hoy. También optó por usar el apellido Vance de su madre.
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Las críticas a Donald Trump
En 2016, publicó sus memorias, Vance no era adepto a Donald Trump, y en una entrevista con una radio pública dijo: “No puedo soportar a Trump. Temo que esté llevando a la clase trabajadora blanca a un lugar muy oscuro”.
J.D. Vance tenía hasta entonces un perfil más moderado y con vocación social, había fundado una ONG para proteger a niños víctimas de entornos complicados como el suyo. Pero en los últimos años fue virando hacia un conservadurismo más propio del núcleo MAGA (‘Make America Great Again’), eslogan de campaña del republicano en las elecciones.
La religión y la familia
En esos años, había abandonado el entorno religioso en el que había crecido y se acercó, no tanto al protestantismo, gran base social de Donald Trump, si no al catolicismo. Tanto es así que en el año 2019 se convirtió a la fe católica, en su rama más conservadora.
Se casó con una hija de inmigrantes indios llamada Usha, dos años menor que él, que conoció en la universidad y que representa la antítesis de las mujeres que han definido el "universo Donald Trump". Usha, de piel morena, con maquillaje y ropa siempre discretos, nunca renegó de su origen familiar, aunque se ha cuidado de no hacer sombra a su esposo.
Dada la edad de Donald Trump, que tiene 78 años, es muy probable que J.D. Vance asuma un papel protagónico en la próxima legislatura, donde ya cuentan con mayoría en el Senado.