Paso 2: el huevo y la mostaza son el aliado ideal
El truco secreto para que el rebozado no se despegue de la carne cuando hacemos milanesas (2).jpg
Aquí entra uno de los trucos más efectivos. En lugar de usar solo huevo batido, sumergir la carne de las milanesas en una mezcla de huevo, mostaza y un toque de sal y pimienta crea una capa más firme y pegajosa para el pan rallado. La mostaza, además de agregar un toque de sabor único, ayuda a que el rebozado se adhiera de manera más efectiva, creando una barrera que se mantendrá firme durante la fritura.
Paso 3: El pan rallado
A la hora de elegir el pan rallado, la textura también juega un papel fundamental. Para que el rebozado quede bien compacto, se recomienda usar pan rallado de grano fino, que tiene una mayor capacidad para adherirse a la carne. Además, para un toque extra de crocancia, muchos chefs sugieren mezclar el pan rallado con un poco de cereales.
Paso 4: El doble rebozado, el secreto del éxito
Uno de los pasos más importantes para garantizar que el rebozado no se despegue es el doble rebozado. Tras sumergir la carne en el huevo y el pan rallado por primera vez, es esencial repetir el proceso. Al hacer esto, se obtiene una capa más gruesa y resistente, que no se despegará tan fácilmente durante la fritura.
El truco secreto para que el rebozado no se despegue de la carne cuando hacemos milanesas (3).jpg
Paso 5: Freír a la temperatura adecuada
Finalmente, la temperatura del aceite es crucial para evitar que el rebozado se despegue. Si el aceite está demasiado frío, el rebozado se absorberá en lugar de mantenerse crujiente, mientras que si está demasiado caliente, la carne se cocinará demasiado rápido, lo que también puede hacer que el rebozado se desprenda. La temperatura ideal es de 170 a 180 grados.