Análisis

El dato desconocido que puede explicar la paz social durante esta crisis económica

Por qué con esta caída monstruosa de los ingresos y la actividad la calle está tranquila. El boom de inversiones que imagina el gobierno

Entre los datos que viene soltando el presidente Javier Milei como una ametralladora, finalmente hubo uno que se condice con la realidad. En la entrevista que dio el domingo en LN+ afirmó que producto de los aumentos y la baja de la inflación en alimentos, la asistencia social ya mejoró su poder de compra hasta alcanzar el 90% de una canasta básica alimentaria.

Dado que es el mismo jefe de Estado que tira cifras a la bartola como que íbamos al 17.000% de inflación en diciembre, o que la reforma jubilatoria implica un costo de U$S 370 mil millones "a perpetuidad" o que hubo "80 mil regulaciones cambiarias" durante el gobierno anterior, todo lo cual resulta muy difícil de corroborar, cuando soltó esa aseveración el fin de semana me propuse chequearlo.

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El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo.

El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo.

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Ahí recordé que el economista de la consultora Analytica, Ricardo Delgado, había advertido el año pasado cómo paulatinamente la Asignación Universal por Hijo, bandera de la ayuda social de los gobiernos kirchneristas, se había transformado en una cáscara cada vez más vacía frente al demonio del costo de vida, porque por más que nominalmente se incrementaba, quedaba por detrás de lo que se disparaba la comida y cada vez podía comprar menos porcentaje de un conjunto de bienes esenciales dados.

Así, si se tomaba el monto de asistencia que supone la AUH más la Tarjeta Alimentar lanzada en la administración de Alberto Fernández, en abril de 2020 se podía comprar más de una canasta básica total en el caso de las familias con hijos menores de 6 años, según el trabajo de Analytica.

Ya en diciembre del año pasado, con ese combo apenas se compraba el 60% de una CBT, es decir, al término del gobierno que decía cuidar a los más vulnerables había perdido la mitad de la capacidad adquisitiva.

Era el testimonio más crudo de cómo la inflación que el kirchnerismo trajo de vuelta en 2007, que después administró porque era "tolerable" y que al final ya se le fue de las manos, se transformó en el principal conspirador contra las propias insignias del espacio político al confirmar que si los precios suben durante tanto tiempo te quedás sin moneda y eso te liquida cualquier intento distribucionista.

Finalmente, la medición de Delgado desde el cambio de gobierno confirma los dichos del Presidente: hasta agosto de este año, la combinación de la AUH y la Tarjeta Alimentar en las familias con hijos menores de 6 años ya compra el 89% de la CBT. Es decir, mejoró 30 puntos el poder de compra de los bienes básicos que necesita una familia para sobrevivir.

"Es la explicación más básica de por qué no hay una rebelión de los de abajo", dice el economista, en un argumento contundente para el debate de por qué "aguanta" la población, y sobre todo la población más desamparada, el costo de un ajuste como el actual con una recesión inducida como nunca se vio en la historia, según afirma el economista Carlos Rodríguez.

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Cuando la medición se ciñe a otros grupos familiares, además, el alcance en términos de CBT es menor, pero en todos los casos mejora. Para las familias con hijos de entre 7 y 14 años, la suma de la AUH con la Tarjeta Alimentar compra el 59% de una canasta, 20 puntos más que al final del gobierno de Alberto Fernández. Y para las familias con hijos de hasta 18 años, trepa al 39%, contra un 20% que apenas compraba en diciembre.

Se trata del seguro anti estallido más claro y menos difundido que pareciera haber desarrollado la Casa Rosada, donde el jefe de Estado puede parecer un loco que grita sin lógica pero que en este caso no come vidrio.

"Es una política social culposa", dice un consultor de empresas. Como sea, el dato que dio Milei por una vez fue verdadero y -lo más importante- ayuda a explicar uno de los misterios de la administración actual: por qué con esta caída monstruosa de los ingresos y la actividad la calle está tranquila.

Sobre la base de esta paz social, el Gobierno atraviesa un remix ideológico difícil de clasificar, lejos de las advertencias sobre la sostenibilidad de la macro.

Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, viven la baja del impuesto PAIS que ellos mismos habían subido como un punto de inflexión para lo que viene, la era de los tributos que se van, mientras se abrazan al equilibrio fiscal como respuesta a todo. Con Federico Sturzenegger en el Ministerio de Desregulación, además, entienden que se viene un retiro del Estado histórico.

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Pero al mismo tiempo el cepo sigue. "Nunca hubo cepo con superávit fiscal", le explicó el equipo económico a importantes empresarios en el marco del Santa Fe Business Forum este miércoles, en una nueva variante de la aceptación de que habrá controles sobre el dólar para rato.

El secretario de Comercio, Pablo Lavigne, pasó por el evento que organizó el gobernador santafesino Maximiliano Pullaro para tratar de dejar atrás la asociación de Rosario con la inseguridad, ahora que los datos de homicidios le dieron un respiro. Allí, destacó las medidas para facilitar la importación de insumos difundidos, como el acero y el petróleo.

Al secretario de Industria, Juan Pazo, espada directa del otro Caputo -Santiago- en la gestión económica, un empresario se le acercó a darle la noticia que quería oír: Ternium, el gigante acerero de la Organización Techint, había bajado 7% sus precios producto de la reducción del impuesto a la importación.

Pazo cree que se viene un boom de inversiones que cambiará hasta la demografía de algunas provincias. Lo dice sin ponerse colorado. Su ejemplo todo el tiempo es San Juan, con la minería. Entiende que no está preparada para el crecimiento de la actividad que supondrá la puesta en marcha de los proyectos mineros en danza.

Considera que la gente se va a mudar a San Juan, porque no alcanzan los proveedores y ni siquiera la gente para trabajar en la construcción. En su área ven posibles Añelos por todas partes y descreen de que pueda haber un freno de la mano de protestas sociales en las comunidades.

El horizonte del modelo de Pazo tiene un nombre que aparece todo el tiempo: "Miremos Antofagasta", en referencia al desarrollo de la región chilena productora de cobre. Googleando ya.