Uno puede deslizarse por el río Yangtsé junto a marsopas sin aleta, surcar miles de kilómetros con aves migratorias o correr por vastas praderas con zorros, todo con una sola pulsera.

Esto no es una escena de un cuento de hadas, sino una realidad posible gracias a los avances en tecnología de rastreo animal. A través de la pulsera de Chinalife, un programa creativo de la agencia de voluntariado Easin, se puede vincular con un animal salvaje y rastrear sus movimientos escaneando el código QR en la tarjeta adjunta.

Además de seguir los movimientos de los animales, los programas de adopción digital ofrecen una oportunidad única para formar un vínculo virtual con ellos. Con solo unos clics, es posible adoptar un lobo, un capibara, un koala o un panda rojo, aunque se esté a miles de kilómetros de distancia. Pero esto no se trata solo de una conexión virtual; también permite que las “mamás virtuales” vean a sus “bebés” en persona.

Desde 2022, el programa de adopción virtual lanzado por el Zoológico de Hongshan de Nanjing, en la provincia de Jiangsu, ha permitido que individuos, familias e incluso empresas adopten animales mediante una miniaplicación. Los participantes pueden interactuar con los animales elegidos, conocer sus hábitos y contribuir a su protección sin salir de casa.

Estos innovadores programas digitales, desde el seguimiento de la vida silvestre hasta la adopción virtual, están reduciendo la brecha entre humanos y animales. Gracias a estas iniciativas creativas, las personas no solo adquieren conocimientos sobre el comportamiento animal, sino que también participan activamente en los esfuerzos de conservación y en el avance de la investigación en este campo.

Meng Chen, una usuaria de la pulsera en Beijing, comentó: “A través de esta pulsera, puedo contribuir a la protección de los animales en peligro de extinción en China mientras establezco una conexión con ellos, lo que me da una gran satisfacción”.

Los datos recopilados a través del rastreo de animales constituyen un recurso valioso para numerosos proyectos de investigación científica. Eris Ling, planificadora de la serie de pulseras Chinalife, afirmó que los datos de los animales pueden actuar como bioindicadores, ayudando a gobiernos y organizaciones a desarrollar mejores políticas de protección ambiental.

“Por ejemplo, el rastreo de aves migratorias puede ayudar a monitorear el cambio climático y la contaminación urbana a lo largo de sus rutas, reduciendo eficazmente el riesgo de colisiones con aeronaves”, señaló.

Un tercio de las ganancias brutas de la pulsera se donará a organizaciones benéficas o se destinará directamente a proyectos de conservación de la vida silvestre. “Es una excelente manera de conectar a la vida silvestre con el público”, concluyó Ling.

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